Cuaderno de Ciencias Humanas 4 (junio 2024) 1-11
De la hermenéutica analógica hacia
una losofía analógica
From Analogical Hermeneutics towards an
Analogical Philosophy
Mauricio Beuchot
Universidad Nacional Autónoma de México
mbeauchot50@gmail.com
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2517-7286
Resumen: El artículo trata acerca de cómo la
hermenéutica analógica puede conducirnos a
una losofía analógica, a partir de la aceptación
de una racionalidad analógica tal como ha sido
usada en la historia del pensamiento losóco.
Palabras clave: hermenéutica, analogía, lo-
sofía.
Abstract: e article is about how analogi-
cal hermeneutics can lead us to an analogi-
cal philosophy, starting from the acceptance
of an analogical rationality as it has been
used in the history of philosophical thought.
Keywords: hermeneutics, analogy, philo-
sophy.
Introducción
En estas páginas trataré de señalar lo principal de la hermenéutica analógica
y cómo puede llevarnos a una losofía analógica. Esto podrá hacerse si llega-
mos a aceptar una racionalidad analógica. Por lo demás, ha sido usada en el
pensamiento losóco a través de la historia. Veamos, primero, en qué consiste
la hermenéutica analógica, para después pasarla a la losofía como tal.
Una losofía con orientación hermenéutica y analógica
En breves palabras trataré de explicar mi propuesta losóca, que es la de una
hermenéutica analógica, es decir, conjuntar la interpretación con el concepto de
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la analogía. Pues la hermenéutica nos enseña a interpretar textos, pero no pode-
mos hacerlo de una manera unívoca, exagerando las pretensiones de exactitud, ni
de una manera equívoca, sacando lo que nos dé la gana, pues así solamente des-
virtuamos el texto. Requerimos una actitud prudencial, que es la de la analogía.
Recientemente la hermenéutica ha adquirido una presencia muy fuerte
en el panorama losóco. Era algo necesario, pues la hermenéutica es la dis-
ciplina de la interpretación de textos, tanto escritos, como hablados y actua-
dos. Y estábamos en un tiempo en el que ya nadie entendía a nadie. Por eso
se ha vuelto necesaria (Beuchot, 2008, pp. 48 y ss.).
Pues bien, la hermenéutica sirve para interpretar a los seres humanos,
algo muy necesario en la enseñanza y en la sociedad. Sin embargo, la herme-
néutica se ha visto tensionada por dos fuerzas contrarias, una, la de la preten-
sión de univocidad, es decir, de un signicado preciso y exacto en nuestras
comunicaciones. Esto se ve en la losofía analítica, demasiado cienticista.
Otra es la fuerza de la equivocidad, que es el vencimiento y el abandono a lo
impreciso e inexacto, a la total ambigüedad en la comunicación. Es lo que se
ve en la losofía posmoderna, en la posmodernidad.
Lo primero no pasa de ser un ideal, las más de las veces inalcanzable,
pues en nuestra comunicación ordinaria predomina la inexactitud, vivimos y
avanzamos a pesar de ella. Y lo segundo es un desastre, pues el desbarrancar-
nos hacia la ambigüedad más grande es como renunciar a la comunicación
adecuada, hundirnos en el subjetivismo, el relativismo y el escepticismo.
Por eso hacía falta rescatar un concepto que ha sido olvidado, o por lo me-
nos preterido, que es el de la analogía. El signicado analógico no pretende la
univocidad o exactitud completa, pero tampoco se derrumba en la equivoci-
dad o ambigüedad extrema; se mantiene en un lugar intermedio, oscilando
hacia un lado y hacia el otro, quizá más inclinado a la equivocidad, porque en
la analogía predomina la diferencia (Beuchot, 2008, pp. 139 y ss.).
De esta manera tenemos una hermenéutica analógica, en la que, a dife-
rencia de la unívoca, se acepta más de una interpretación como válida, pero,
a diferencia de la equívoca, no todas o prácticamente todas, sino un grupo de
ellas y, además, jerarquizadas en un orden descendente, de modo que haya
algunas que son mejores y otras peores, hasta que se llega a un punto en el
que son equívocas o inválidas.
Esta hermenéutica tiene que ser expuesta y desarrollada aparte. Ahora
sólo he querido presentar sus rasgos más imprescindibles. Quede para más
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De la hermenéutica analógica hacia una losofía analógica
adelante la oportunidad de dar una idea un tanto completa o, por lo menos,
suciente, de la misma.
Hablo de una losofía orientada hermenéutica y analógicamente. Ella nece-
sita una orientación hermenéutica, porque es lo más presente en la actualidad.
De hecho, lo que más practicamos en nuestras labores es la interpretación, pues
estudiamos textos, y a hacerlo bien nos ayuda esta disciplina. En nuestras tesis
tratamos de comprender a los clásicos: Platón, Aristóteles, San Agustín, Santo
Tomás, Hegel, Heidegger… Y para ello necesitamos ese instrumento conceptual.
Pero también se requiere que sea analógica, ya que la analogía está entre la
univocidad y la equivocidad, por lo que nos brinda un equilibrio proporcio-
nal. Los otros extremos han hecho daño a la losofía. Los univocismos, con
su excesiva cerrazón y exigencia de exactitud, han ahogado al pensamiento
reciente, como lo hizo el positivismo lógico, que acabó por extinguirse. Los
equivocismos, con su apertura desmesurada y su abandono del rigor, han
volatilizado las interpretaciones. Así sucedió con el posmodernismo, el cual
ya da muestras de agotamiento y ya va de salida (Beuchot, 2019).
Progresión de la hermenéutica analógica
Así, pues, la hermenéutica analógica es un instrumento conceptual que
consiste en incorporar el concepto de la analogía a la interpretación. Hay tres
modos de signicación: unívoca, equívoca y analógica. La primera es com-
pletamente exacta; la segunda, totalmente inexacta o ambigua; y la tercera es
intermedia, no tiene la exactitud de la unívoca, pero tampoco se hunde en la
ambigüedad como la equívoca. Así, una interpretación analógica no tiene la
pretensión de exactitud de la unívoca, pero tampoco se hunde en la ambigüe-
dad de la equívoca (Beuchot, 2019, pp. 37 y ss.).
Por otra parte, la hermenéutica analógica es un movimiento. Lleva 30
años y es de grupo, es grupal. Muchos la cultivan, y se trabaja entre todos. Se
la encuentra en varios países. Principalmente, en México, pero también en
otras partes de América Latina (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador
y Perú). También se halla en Estados Unidos y Canadá, en España y hasta en
Rumania. Esto es indicio de que ha respondido a algunas cuestiones que se
plantean en la losofía actual, sobre todo en América Latina.
Es una propuesta losóca mexicana y latinoamericana. Es reconocida
como un movimiento mexicano por el historiador de la losofía mexicana
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Guillermo Hurtado; también como propuesta latinoamericana, por los lati-
noamericanistas Mario Magallón y Juan de Dios Escalante (2014). Y como
mundial por Jean Grondin, el canadiense. El español Marcelino Agís Villa-
verde (2020) le dedica un capítulo en su historia de la hermenéutica. Pero es
sobre todo una pieza de losofía mexicana, inclusive surgida de su historia.
La hermenéutica analógica es una propuesta crítica; por eso ha recibido
también el nombre de Hermenéutica analógica crítica, por Francisco Arenas-
Dolz, discípulo de Adela Cortina y Jesús Conill, a su vez discípulos de Apel
y Habermas. Asimismo, es poscolonial o decolonial, por ser anticolonialista.
En efecto, no pertenece a lo que Carlos Pereda llama «losofías sucursaleras»;
es decir, no es una sucursal o lial de la hermenéutica europea, sino que apro-
vecha ese instrumento conceptual para aplicarlo a México. Está en la línea
de lo que nos decía en clase Leopoldo Zea: que usáramos lo que quisiéramos
(existencialismo, marxismo, estructuralismo, etc.), pero que lo aplicáramos
a México.
Más aún, la hermenéutica analógica está colonizando, ya que se cultiva en
España, sobre todo en la Universidad de Valladolid y en la de Valencia. Asimis-
mo, se cultiva en Estados Unidos, por un grupo de chicanos, como el de Ro-
bert Sánchez, de la UCLA, quien está traduciendo el Tratado de hermenéutica
analógica al inglés. Él me decía que los chicanos luchan por identicarse y dife-
renciarse de los estadounidenses, y que desean usar la hermenéutica analógica
para hacerlo. Me decía que en Estados Unidos propiamente no hay propues-
tas, ya que la losofía analítica es inglesa, y el pragmatismo estadounidense ha
quedado atrás en la historia. En cambio, a ellos les daba orgullo que hubiera
una propuesta losóca mexicana, como es la hermenéutica analógica. Les está
sirviendo para enfrentarla a la losofía estadounidense, ya que ellos hacen lo-
sofía mexicana en inglés, justamente una Mexican Philosophy.
La hermenéutica analógica pertenece a la tradición mexicana del pensamien-
to analógico (Beuchot, 2012). Desde los pueblos originarios, pues Miguel León
Portilla me decía que la idea de la analogía se daba en los nahuas, como el Ne-
pantla, el estar en medio de dos cosas o culturas. En la época colonial, sobre todo
en Bartolomé de las Casas, lo cual le permitió entender, al menos algo, la otra
cultura, la indígena. También se dio en la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz. En
el siglo XIX, en Clemente de Jesús Munguía. Y en el siglo XX, en Octavio Paz y
Enrique Dussel. Octavio Paz decía que la analogía era el núcleo de la poesía. Y
Enrique Dussel la usaba como analéctica, es decir, incorporada a la dialéctica.
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Por su parte, la hermenéutica analógica es atenta a los clásicos, ya que
bebe de toda la historia de la hermenéutica. Pero trata de ir más allá. Recibe
elementos de Gadamer y Ricoeur, pero añade otros. A lo de Gadamer, añade
que la phrónesis es analogía hecha carne propia, o sentido de la proporción.
En cuanto a Paul Ricoeur, va más allá de su hermenéutica centrada en la me-
táfora, y le añade la parte de la metonimia, pues la analogía abarca esos dos
polos, según Roman Jakobson. También es atenta al psicoanálisis, y ha sido
aprovechada por algunos psicoanalistas.
La hermenéutica analógica ha tenido derivaciones. Por ejemplo, Luis
Eduardo Primero ha implementado una Hermenéutica Analógica de lo Coti-
diano, y Samuel Arriarán una Hermenéutica Analógico-Barroca, porque era
amigo de Bolívar Echeverría y mío. Asimismo, la hermenéutica analógica ha
sido reconocida como una nueva epistemología, dentro de las epistemologías
del sur (Primero Rivas, 2022).
La hermenéutica analógica también es dialéctica. En efecto, la dialéctica no
es sino una de las formas de la analogía. Y en la analogía yo encuentro una dia-
léctica, sólo que diferente de la hegeliano-marxista, es una que más bien pasa
por Kierkegaard, Nietzsche y Freud. En una ocasión me tocó una mesa redonda
que había sido organizada por Bolívar Echeverría. En ella estuvimos Jean Bau-
drillard, Michel Mafessoli, Samuel Arriarán y yo. Allí expuse la hermenéutica
analógica y, al nal, Mafessoli me dijo que eso era una dialéctica, pero pre-mo-
derna. Tenía razón. Es la que se inicia con el mismo Heráclito y pasa por Nico-
lás de Cusa. Pero también la veo en Kierkegaard, con la paradoja, que no hace
síntesis; en Nietzsche, pues Apolo y Dioniso no engendran nada nuevo, pero
hay que pacicarlos; y en Freud es el yo, en medio de las solicitaciones del ello y
las prohibiciones del superyó, y tiene que apaciguarlos para que no caiga en la
angustia o ansiedad. Es, pues, una dialéctica sin síntesis de los opuestos, porque
eso es matarlos, sino que los deja existir y los pone a colaborar (Beuchot, 2019).
La hermenéutica analógica es pensamiento crítico, ya que se ha hecho
una alianza entre la hermenéutica analógica y la hermenéutica crítica de
Adela Cortina y Jesús Conill, quienes dedicaron al joven profesor Francis-
co Arenas-Dolz a elaborar una hermenéutica analógica crítica. Ellos provie-
nen de la escuela de Frankfurt, pues fueron alumnos de Apel y Habermas.
Y la hermenéutica analógica crítica ha heredado el criticismo de esa escuela
(Arenas-Dolz, 2003). Pero se coloca en la crítica desde América Latina, como
losofía del sur que es. De hecho, en una ocasión en que Arenas-Dolz visi
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la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM dijo que ellos estaban aprove-
chando la hermenéutica analógica; alguien le preguntó que si, entonces, ellos
eran los que estaban siendo colonizados por nosotros, y él respondió que sí,
que eso podía tomarse como una colonización inversa o de vuelta.
Asimismo, la hermenéutica analógica ha tenido diálogo con europeos,
como con Gianni Vattimo, Maurizio Ferraris y Eugenio Trías. Vattimo declaró
que la hermenéutica analógica funciona, y que es pensamiento débil, porque se
opone al univocismo de la modernidad. Ferraris ha reconocido que ella es la
nueva hermenéutica para el nuevo realismo. Y a Trías, que trabajaba la razón li-
mítrofe y hablaba del hombre fronterizo, le hice ver que es más limítrofe el mes-
tizo, el cual es un análogo, y en uno de sus libros, sobre la condición humana,
recogió esa idea del mestizo como mejor que el fronterizo (Trías, 2000, p. 17).
Por otra parte, la hermenéutica analógica ha tenido aplicaciones interesantes.
Por ejemplo, Graciela Hierro me pidió que se aplicara al feminismo, y Dora Elvira
García González (2005), con otros, coordinó un volumen colectivo sobre her-
menéutica analógica y estudios de género. Además, se ha aplicado a los derechos
humanos, en la Academia Mexicana de los Derechos Humanos, a la que perte-
nezco. Y en Colombia se ha aplicado a la cultura de la paz, después de cierto éxito
que han tenido las pláticas con los guerrilleros, en preparación de lo que sigue.
Después de los diálogos tenidos con Adela Cortina, especialista en teoría crítica,
se ha aplicado a la losofía política, y con Jesús Conill, especialista en Nietzsche,
se ha aplicado a la crítica de las instituciones, es decir, a la crítica de la cultura.
Además, creo que la hermenéutica analógica responde a la situación ac-
tual de crisis de la losofía. Navegué entre la losofía analítica y la loso-
fía posmoderna, es decir, entre el univocismo y el equivocismo; por eso vi
que hacía falta algo intermedio, el analogismo, que destrabara ese impasse,
y diera salida a otros terrenos más promisorios. Por eso ha tenido tan buena
recepción, me parece. Está respondiendo a la situación crítica de la losofía
actual porque ha hecho crítica de la misma losofía actual, y eso ha redituado
en esclarecimiento de la situación, para ver por dónde podemos avanzar.
Condiciones de una losofía analógica
Además de una hermenéutica analógica, podemos pensar en una losofía
analógica. Tal fue la de Aristóteles y la del aristotelismo, que ha recorrido los
siglos de la historia losóca hasta la actualidad. Se trata de articular una ra-
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cionalidad analógica. Ésta conjuntará, por medio de la noción de la analogía,
la intuición y el razonamiento, la razón y la emoción, pero cada una según la
proporción adecuada, ya que en la proporción consiste la analogía.
En la lógica, la analogía se ha tratado de incorporar por el eminente lógico
polaco I. M. Bochenski. En el año 1948 escribió el artículo “La lógica de la analo-
gía, tratando de mostrar los fundamentos formales de este concepto y, además,
intentando de formalizar lo más posible su lógica (Bochenski, 1948). Se trataba,
pues de una lógica analógica, según podemos llamarla. Después la aplicó a la
losofía de la religión, en su libro La lógica de la religión, de 1965. Tenía, pues,
aplicaciones interesantes. Con todo, poseía un formalismo algo pesado, y ha re-
cibido formalizaciones más escuetas, como la de Walter Redmond. Sin embar-
go, no es necesario formalizar la lógica de la analogía, basta con ser conscientes
que ya desde Aristóteles, pasando por los escolásticos, se ha sabido que con tér-
minos analógicos se puede silogizar, vale el silogismo (cosa que no ocurre con
términos equívocos). Por ejemplo, el cardenal Cayetano, del Renacimiento, en
su opúsculo sobre la analogía de los nombres, apunta ciertas condiciones para
usar la analogía en la lógica, es decir, para tener una lógica analógica.
La epistemología es analógica como epistemología de virtudes. Como la
de Ernest Sosa (1992) y sus seguidores. Se procede, como en la reciente lo-
sofía de la ciencia, por paradigmas o modelos, maestros que dan ejemplo a
los que se forman como investigadores, para desarrollar virtudes epistémicas
tales como la parsimonia en la experimentación, el lanzamiento de buenas
hipótesis, y capacidad de argumentación. Es la formación del juicio, median-
te el ejemplo de los que se encargan de enseñar (Ferrara, 2008).
En metafísica es donde más se ha aplicado el concepto de la analogía. Es la
analogia entis, que tanto se desarrolló en la tradición aristotélica. El ente es aná-
logo, no unívoco ni equívoco; y, por lo mismo, son análogas sus propiedades
trascendentales (como la unidad, la verdad, la bondad y la belleza). Lo mismo
sus categorías (substancia y accidentes). Y también las causas, porque la prin-
cipal es la nal, a la que sirve la eciente, la cual adapta la forma a la materia.
La ética también puede ser analógica, ya que puede presentarse como una
ética de virtudes. Como la de Elizabeth Anscombe y otros, que combinan las
virtudes éticas con las normas morales. Se trata de desarrollar virtudes como
las aristotélicas: prudencia, templanza, fortaleza y justicia (Santamaría, 2008).
Todas esas virtudes tienen un esquema analógico, porque son sentido de la
proporción. Proporción en el término medio de la acción, proporción en la
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satisfacción de las necesidades, proporción en la resistencia a las dicultades y
proporción en la justicia conmutativa, la distributiva y la legal. Y también se da
en la práctica de esas virtudes en la ética social o, propiamente, losofía política.
Importancia de una losofía política analógica
La hermenéutica analógica crítica de la que hablé se interesa en criticar la
política. Es algo que encomendamos a la losofía política, parte de la losofía
que se encarga de esa elucidación. Sobre todo, de ver la política al trasluz de
la ética. Un pensador ha reexionado sobre eso, es Leo Strauss. Nos hace ver
la importancia de la crítica losóca de la política, es decir, la relevancia de
una losofía política auténticamente crítica.
De hecho, Strauss tiene un método especíco para estudiar a los lósofos:
busca la intención de éstos (Meier, 2006, pp. 135 y ss.). En eso coincide con lo
que se pretende en la hermenéutica, en la que, según Ricoeur, se procura en-
contrar la intencionalidad del autor. Claro que toma en cuenta otros aspectos,
como la situación histórico-cultural, pero su insistencia recae en la intención
del lósofo. Qué quiso hacer. Lo efectúa, por ejemplo, en Rousseau. Examina
su escrito contra la cultura o civilización y el otro sobre el origen de la des-
igualdad. Pero, de manera especial, el del contrato social, pues le interesa su
losofía política.
¿Por qué le interesa tanto la losofía política? Porque él piensa que esa
rama del árbol losóco es la principal. En efecto, dentro de la vida social,
la política es la que, en denitiva, viene a determinar todo. Incluso el tipo de
losofía o de pensamiento que se puede tener en la sociedad.
Leo Strauss utiliza la metáfora o analogía de la caverna, usada por Platón
en La república. Piensa que hay que hacer salir de esa caverna a una segunda
caverna, en la que cobrarán sentido las ideas de los pensadores. Ahí se verán
su intención y el tipo de losofía política que profesan. En esa nueva caverna
se hallan esas ideas. Recordemos que Francis Bacon hablaba de unos idola
specus, es decir, ídolos de la caverna, guras de la cueva. Son los prejuicios
personales, que hacen proyectar su sombra a la cultura general. Seguramente
Bacon pensaba en las imágenes o guras que aparecían en el fondo de la ca-
verna de Platón. Eran guras que reejaban a las Ideas, es decir, daban cuenta
del pensamiento del lósofo. Por eso, los ídolos o imágenes de la caverna, se-
gún Bacon, eran los reejos de las ideas del pensador. Y con eso tenemos su-
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cientemente justicado el interés de Leo Strauss en las ideas políticas de los
lósofos. Son las que deciden qué es “políticamente correcto” en ese tiempo.
Leo Strauss sostiene que lo principal de la losofía es la losofía política;
inclusive, que es hacia donde apunta o se dirige toda losofía (Meier, 2006,
pp. 179 y ss.). Es lo que le da sentido y proyección. Porque todo aterriza, en
denitiva, en la política. Véase, si no, que fueron los políticos los que dieron
muerte a Sócrates, decapitaron a Boecio y quemaron a Bruno.
Todas las partes de la losofía desembocan en la losofía política, como
todas las actividades humanas afectan a la política que se tenga. Por abstrac-
tas que sean, como la metafísica, todas esas partes de la losofía tienden hacia
la losofía política, ya que la teoría por extensión se hace práctica. Esto se
decía en la tradición aristotélica.
Retomando la idea de Strauss, de que historiar inteligentemente la loso-
fía es hacer salir de la caverna, preguntémonos: ¿en qué consiste salir de la
caverna? Consiste en ver la realidad, que eran las Ideas; y, en nuestro caso, ver
la realidad política que se da en la sociedad, y que reluce en las sombras que
se proyectan en la pared de la cueva.
En el fondo (o trasfondo) de esto está la acusación de falacia naturalista;
pero superada, pues se pasa de la metafísica a la antropología losóca, y de
ésta a la ética y a la política. Se decía que era falacia por ser un paso en falso, es
decir, que no había reglas lógicas para pasar válidamente del ser al deber ser,
de lo descriptivo a lo prescriptivo o valorativo. Pero se ha visto que no sólo
es un paso válido, sino necesario; pues, para saber qué política conviene, hay
que conocer al hombre, sus necesidades y legítimos deseos.
Dar este paso lo permite la hermenéutica analógica, pues la analogía nos
impele a entrar en la caverna platónica, mirar las sombras en su pared, aspirar
a contemplar los prototipos o Ideas, y a conquistar la realidad más allá de las
apariencias. Así, nos vemos impulsados a descubrir las intenciones de los
autores, que son la realidad más allá de lo que dicen o aparentan decir en sus
discursos, en sus textos.
Encontrar la intención de un lósofo, sobre todo su intención política, es
de suma necesidad. Según Leo Strauss es lo que nos declara su verdadero pro-
pósito al hacer losofía, pues no hay teoría, por abstracta que parezca, que no
esté impregnada de tendencia social (Meier, 2006, pp. 190 y ss.). Está cargada
de política y, en el fondo, también de ética. Todo en el hombre está impreg-
nado de moralidad. Aunque esto lo niegan muchos, por no quererlo aceptar,
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es, sin embargo, la realidad con la que nos encontramos al hacer losofía;
por eso es necesario pasar a la losofía política, y ésta debe ser crítica. Es, de
acuerdo con ello, lo que trata de hacer la hermenéutica analógica crítica.
La hermenéutica analógica ha sido aplicada a la losofía política. Se cen-
tra en la búsqueda del bien común, que es el objetivo de toda sociedad. Y esto
se da en la justicia, que repercute en la paz y en la felicidad de los ciudadanos.
Es, también, promotora de la democracia, porque sólo en ella pueden darse
los derechos humanos, y son los que garantizan la justicia. Es, en cierta me-
dida, utópica, pero trata de serlo cientícamente, proponiendo una utopía
cumplible, sustentable.
Como se ve, tiene una política apoyada en el derecho, pero éste apoyado,
a su vez, en la ética, para que no solamente tenga legalidad, sino legitimidad.
Solamente con un derecho que sea moral se puede tener verdadera legitimi-
dad, además de la sola y mera legalidad. Pues bien, la hermenéutica analógica
juzga críticamente a la sociedad desde la perspectiva de su cumplimiento de
los derechos humanos, de modo que sus violaciones son también señal de
una sociedad inmoral. Se trata de asegurar que se den las condiciones para
que brille la justicia, que dará la paz, y ésta, la felicidad a los que viven en esa
sociedad.
Y se trata de una losofía política analógica, dentro de esa losofía traza-
da con el esquema de la analogía. Es algo que podrá proporcionar virtudes
cívicas a los ciudadanos, en todos los estamentos. Y es algo que estamos nece-
sitando. Ya ha sido aplicado el concepto de analogía fuertemente por Arthur
Kaufmann (1976, pp. 56 y ss.), quien le da más aplicación que lo usual. Y por
eso se puede aplicar a la política.
Conclusión
Hemos visto, brevemente y en compendio, qué cosa es una hermenéutica
analógica. A partir de ella, captamos cómo puede ser una losofía analógi-
ca. Tendrá como instrumento una razón analógica también, la cual conjunta
intuición y raciocinio, e, incluso, razón y emoción. Esto último es algo que
han intentado hacer tanto lósofos españoles (Adela Cortina y Jesús Conill)
como mexicanos (Guillermo Hurtado).
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De la hermenéutica analógica hacia una  losofía analógica
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