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Cuaderno de Ciencias Humanas 4 (junio 2024) 1-11
De la hermenéutica analógica hacia una losofía analógica
cionalidad analógica. Ésta conjuntará, por medio de la noción de la analogía,
la intuición y el razonamiento, la razón y la emoción, pero cada una según la
proporción adecuada, ya que en la proporción consiste la analogía.
En la lógica, la analogía se ha tratado de incorporar por el eminente lógico
polaco I. M. Bochenski. En el año 1948 escribió el artículo “La lógica de la analo-
gía”, tratando de mostrar los fundamentos formales de este concepto y, además,
intentando de formalizar lo más posible su lógica (Bochenski, 1948). Se trataba,
pues de una lógica analógica, según podemos llamarla. Después la aplicó a la
losofía de la religión, en su libro La lógica de la religión, de 1965. Tenía, pues,
aplicaciones interesantes. Con todo, poseía un formalismo algo pesado, y ha re-
cibido formalizaciones más escuetas, como la de Walter Redmond. Sin embar-
go, no es necesario formalizar la lógica de la analogía, basta con ser conscientes
que ya desde Aristóteles, pasando por los escolásticos, se ha sabido que con tér-
minos analógicos se puede silogizar, vale el silogismo (cosa que no ocurre con
términos equívocos). Por ejemplo, el cardenal Cayetano, del Renacimiento, en
su opúsculo sobre la analogía de los nombres, apunta ciertas condiciones para
usar la analogía en la lógica, es decir, para tener una lógica analógica.
La epistemología es analógica como epistemología de virtudes. Como la
de Ernest Sosa (1992) y sus seguidores. Se procede, como en la reciente lo-
sofía de la ciencia, por paradigmas o modelos, maestros que dan ejemplo a
los que se forman como investigadores, para desarrollar virtudes epistémicas
tales como la parsimonia en la experimentación, el lanzamiento de buenas
hipótesis, y capacidad de argumentación. Es la formación del juicio, median-
te el ejemplo de los que se encargan de enseñar (Ferrara, 2008).
En metafísica es donde más se ha aplicado el concepto de la analogía. Es la
analogia entis, que tanto se desarrolló en la tradición aristotélica. El ente es aná-
logo, no unívoco ni equívoco; y, por lo mismo, son análogas sus propiedades
trascendentales (como la unidad, la verdad, la bondad y la belleza). Lo mismo
sus categorías (substancia y accidentes). Y también las causas, porque la prin-
cipal es la nal, a la que sirve la eciente, la cual adapta la forma a la materia.
La ética también puede ser analógica, ya que puede presentarse como una
ética de virtudes. Como la de Elizabeth Anscombe y otros, que combinan las
virtudes éticas con las normas morales. Se trata de desarrollar virtudes como
las aristotélicas: prudencia, templanza, fortaleza y justicia (Santamaría, 2008).
Todas esas virtudes tienen un esquema analógico, porque son sentido de la
proporción. Proporción en el término medio de la acción, proporción en la