Filópolis en Cristo N° 4 (2025) 145-152
ISSNL 3008-8844
Recensión
Carmelo E. Palumbo, Guía para un estudio sistemático de la Doc-
trina Social de la Iglesia (4ta. Ed.), Argentina, Ediciones CIES, 2004,
560 pp., ISBN: 987-9188-11-X.
El Papa San Juan XXIII, en la encíclica Mater et Magistra se dirigía
a los laicos, recordándoles lo siguiente: “Para la mayor divulgación de
la Doctrina Social de la Iglesia, juzgamos que pueden prestar valiosa
colaboración los católicos seglares, si la aprenden y practican personal-
mente y, además, procuran con empeño que los demás se convenzan
de su ecacia” (San Juan XXIII, Mater et Magistra, n. 224).
El Dr. Carmelo Palumbo, podríamos decir, encarnó en su vida
apostólica las palabras de San Juan XXIII que acabamos de trans-
cribir. Se destacó por su compromiso en el estudio y difusión de la
Doctrina Social de la Iglesia. Desempeño que lo llevó a ser reconocido
como una autoridad en la materia por la profundidad y solidez de
sus conocimientos que fueron expuestos no sólo en sus publicaciones
sino también en sus conferencias magistrales.
A través de la presente recensión, realizaremos un comentario a
una de sus tantas publicaciones sobre la temática. Nos referimos al
libro titulado: Guía para un estudio sistemático de la Doctrina So-
cial de la Iglesia, obra que fuera publicada en ediciones anteriores en
tres tomos, pero que en la que ahora comentamos no sólo unica el
material contenido en los mismos sino que fue renovada y actualiza-
da, teniendo en cuenta que se habían suscitado ciertas cuestiones de
importancia y gravedad en el orden social que debían ser esclarecida
a la luz de las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia.
El autor maniesta que la redacción de la presente obra tiene el
propósito de demostrar que la Doctrina Social de la Iglesia (en ade-
lante DSI), al ser una ciencia especulativa-práctica, consta bajo este
146 Filópolis en Cristo N° 4 (2025) 145-152
ISSNL 3008-8844
Carlos Alberto Prado
aspecto, de dos parte esenciales: 1) La enumeración de los principios
y orientaciones que rigen al hombre en cuanto ser social, extraídos
del Magisterio Auténtico Eclesiástico y de la razón natural, y 2) El
análisis de los hechos históricos a la luz de tales principios y orien-
taciones (p. 11).
El libro consta de cuatro partes: La Primera desarrolla una intro-
ducción a la DSI y una visión integral de la persona humana (Antro-
pología Filosóca y Teológica). En la Segunda Parte considera los
temas referidos a la familia, los cuerpos intermedios y el Estado. Para
luego continuar, en la Tercera Parte, con la Ética Social Económica. Y
concluye la obra, en la Cuarta Parte, estudiando cómo los principios
de la DSI, a lo largo de la historia, han animado distintos aconteci-
mientos y conductas sociales de trascendental relevancia.
Se puede observar con claridad que las tres primeras partes de la
obra apuntan a que el lector aprenda los principios especulativos y
prácticos de la DSI, para poder lograr una verdadera restauración del
orden social, teniendo como paradigma los acontecimientos históri-
cos que resalta en la última parte de la obra.
En la primera parte podemos agrupar los capítulos que la com-
ponen en dos grandes temas: 1) El desarrollo de la parte general de
la Ética Social Católica (capítulo I), y 2) La consideración de la An-
tropología Social y Católica (capítulo II, III y IV), para concluir con
el desarrollo de la manifestaciones sociales del hombre (capítulo V).
En el capítulo I, destacamos el concepto que elabora el autor de la
DSI, diciendo que es parte de la Teología Moral Social, denición que
fue conrmada con posterioridad por San Juan Pablo II en la encícli-
cas Sollicitudo rei socialis (n. 41) y Centesimus annus (n. 55). Aclara
que su objetivo consiste en “establecer los principios normativos que
rigen al hombre en cuanto ser social, con el n de instaurar un orden
de convivencia adecuada para la realización de la perfección humana
y cristiana, conforme a su destino eterno” (p. 27).
A continuación, precisa cuáles son las fuentes de la DSI: La Reve-
lación Divina y el Derecho Natural, y la enumeración de los caracte-
res de la misma. Cierra este capítulo analizando el derecho y deber de
la Iglesia de intervenir en las cuestiones sociales sin dejar de precisar
cuáles son sus límites; esclareciendo la temática con lo prescripto por
147
Filópolis en Cristo N° 4 (2025) 145-152
ISSNL 3008-8844
Recensión
el Concilio Vaticano II al denir que, “la misión propia que Cristo
conó a su Iglesia no es de orden político, económico o social. El n
que le asignó es de orden religioso. Pero es precisamente de esta mi-
sión religiosa que derivan funciones, luces y energías que pueden ser-
vir para establecer y consolidar la comunidad humana según la ley
divina” (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, n. 42).
En los capítulos restantes de la primera parte, Palumbo analiza
la Antropología Católica, en una visión integral de la persona huma-
na. Enseña que las demás concepciones antropológicas que renun-
cien a esta visión integral del hombre pecan necesariamente de algún
reduccionismo antropológico (Antropología liberal o marxista). Es
necesaria la consideración de la naturaleza humana por ser la raíz
donde surgen todas las manifestaciones de orden político, social, ju-
rídico y cultural en la sociedad. Y ello, porque una errónea concepción
del hombre desencadena grandes males en el orden social, lo que lo
mueve a analizar los principales postulados de la antropología liberal,
para luego realizar una crítica de los mismos siguiendo las enseñan-
zas expuestas por el Papa León XIII en la encíclica Libertas.
A continuación, realiza igual análisis de la antropología marxis-
ta, siguiendo las enseñanzas del Papa Pío XI, en la encíclica Divini
redemptoris. Maniesta que dicha antropología es intrínsecamente
perversa por considerar como única realidad la materia de la cual
proceden todas las cosas, por proclamar un ateísmo por el que pre-
tende liberar al hombre de la alienación religiosa y por la dialéctica de
la lucha de clase que preconiza.
Culmina esta primera parte, realizando una exposición sistemáti-
ca de los derechos y deberes de la persona según la exposición reali-
zada por San Juan XXIII en la encíclica Pacem in Terris (nn. 11-38).
Y en el último capítulo se detiene a considerar al hombre en cuan-
to maniesta un modo de ser social, en virtud de un impulso de su
propia naturaleza. Distingue las Instituciones necesarias: la Fami-
lia y el Estado; de las instituciones libres: las asociaciones o cuerpos
intermedios. Termina con un análisis sobre el proceso moderno de
la socialización, siguiendo los lineamientos de Pío XII, en su Radio-
mensaje al Congreso Católico de Austria (en el año 1952), donde este
Papa utiliza el término “socialización” para designar el totalitarismo
148 Filópolis en Cristo N° 4 (2025) 145-152
ISSNL 3008-8844
Carlos Alberto Prado
de Estado. Pero no señala solamente su sentido negativo, sino que
a partir de las enseñanzas de Juan XXIII en sus encíclicas Mater et
Magistra y Pacem in Terris, y con las enseñanzas de la Gaudium et
Spes, la expresión “socialización” adquiere una signicación positiva
y amplia, abarcando la totalidad de los fenómenos sociales, sin dejar
de mencionar cuales deben ser los principios éticos que tienen rele-
vancias para lograr una verdadera convivencia social.
En la Segunda Parte, Palumbo considera en cada capítulo un tema
fundamental del orden social. En el primero, desarrolla la doctrina
sobre la familia, como los ataques que tratan de destruirla. Las en-
señanzas del Magisterio sobre Asociaciones libres o cuerpos inter-
medios, se tratan en el capítulo segundo, dejando para los capítulos
tercero y cuarto las funciones del Estado, realizando una distinción
necesaria sobre los conceptos de Nación, Patria y Estado.
Al desarrollar el tema de la Familia (capítulo I), comienza de-
niendo la misma como la “institución necesaria y natural que nuclea
a padres e hijos” (pp. 159-160) y que tiene su fundamento en el ma-
trimonio, entendido como la “unión íntima entre varón y mujer, in-
disoluble, libremente contraído, públicamente armado y abierto a la
transmisión de la vida” (p. 162). El desarrollo de la presente institu-
ción la realiza teniendo en cuenta las bondades del matrimonio seña-
ladas por San Agustín: “son los bienes que hacen buenas las nupcias:
los hijos, la delidad y los sacramentos” (p. 164). Luego considera la
doctrina positiva de cada uno de los bienes del matrimonio, realizan-
do una exhaustiva descripción y análisis de los errores modernos que
atentan contra cada uno (aborto, fecundación articial, adulterio,
concubinato, etc.).
En capítulo II, Palumbo desarrolla el tema de los Cuerpos Inter-
medios a continuación de la consideración de la institución del ma-
trimonio y la Familia, porque “si se parte de la necesidad de las ins-
tituciones sociales, al capítulo de la ‘familia’ debería suceder el del
‘Estado’ o ‘comunidad política’ pues son las dos instituciones sociales
necesarias y naturales para el hombre; en cambio, si se lo considera
desde el punto de vista existencial o de realización concreta de la con-
vivencia humana, las asociaciones libres son las primeras en las que
tanto el individuo como las familias buscan canalizar sus inquietudes,
149
Filópolis en Cristo N° 4 (2025) 145-152
ISSNL 3008-8844
Recensión
manifestar sus aptitudes, satisfacer sus necesidades, no solo para vi-
vir sino también para vivir mejor” (p. 205).
En el desarrollo posterior, dene qué se entiende por asociación
libre, para luego considerar la visión errónea de esta institución por
parte del individualismo liberal y de los distintos gobiernos totali-
tarios. A continuación se reere a cómo debe ser la relación de los
cuerpos intermedios entre sí y con el Estado; situación que le permite
analizar dos de los principios necesarios para construir un verdadero
orden social: los principios de Subsidiariedad y Solidaridad.
Aclara el autor que antes de introducirse en el estudio del Estado
es necesario denir las nociones de Nación y Patria. Luego desarrolla
la noción de Estado que la distingue de la sociedad civil. No podemos
dejar de mencionar que analiza las cuatro causas que dan origen al
Estado.
Dentro del estudio del Estado, aborda el estudio del origen de la
autoridad civil, de los sujetos y formas de la sociedad civil (forma
Monárquica, Aristocrática y Democrática), realizando un análisis de
las mismas considerándolas en abstracto o en concreto a partir del
Magisterio de los siguientes Papas: León XIII en la encíclica Diutur-
num illud, Juan XXIII en Pacem in Terris, sin dejar de mencionar el
aporte del Concilio Vaticano II en Gaudium et Spes. Cuando analiza
la causa nal del Estado, desarrolla la doctrina sobre el Bien Común,
para concluir este segunda parte con la consideración de las distintas
funciones del Estado (función Legislativa, Judicial y Ejecutiva).
La Ética social económica es tratada por el autor en la tercera parte
de la obra. Allí se desarrollan los siguientes temas: el Orden Económi-
co (capítulo I), la Propiedad Privada (capítulo II), la Empresa (capí-
tulo III), el Trabajo (capítulo IV) y por último, el Proceso Económico
en el capítulo V.
Cuando el autor desarrolla el orden económico, enuncia dos co-
rrientes económicas erróneas como la escuela liberal (primera alter-
nativa), y luego considera los defensores de la estatización de la eco-
nomía (segunda alternativa), para concluir con la tercera alternativa,
después de realizar un juicio crítica de las dos anteriores, que es la
que sostiene la ética natural y que se encuentra presente en varios
documentos del Magisterio Eclesiástico.
150 Filópolis en Cristo N° 4 (2025) 145-152
ISSNL 3008-8844
Carlos Alberto Prado
A continuación, y conforme a la tercera alternativa, describe las
etapas del proceso económico: Producción, Distribución y Consumo.
En el capítulo II considera la propiedad privada: expone la doc-
trina de la ética natural y católica sobre la misma, sin dejar de consi-
derar la función social que cumple la propiedad privada. El capítulo
siguiente aborda el tema de la Empresa. Determina que es “uno de los
cuerpos intermedios que modernamente ejerce un papel decisivo en
el ordenamiento económico de cualquier país” (p. 359). Describe las
distintas clases de empresas siendo determinante en esta temática el
Magisterio de San Juan Pablo II.
La importancia del trabajo se desarrolla en el capítulo IV, siguien-
do las enseñanzas de San Juan Pablo II en la encíclica Laborem
exercens, resaltando que el Papa realiza en este documento una ex-
posición original sobre el concepto del trabajo, señalando un carác-
ter subjetivo y objetivo. No solo considera el trabajo desde esta pers-
pectiva losóca, sino que considera al mismo desde una perspectiva
teológica, ético-económica y jurídica. Concluye esta tercera etapa en
el capítulo V, donde se detiene a considerar las cuatro causas del pro-
ceso económico.
En la última parte, se detiene a considerar la DSI en la Historia,
desde los siglos I hasta el XX, desde el nacimiento de Cristo hasta el
acontecimiento de la “Torres Gemelas”, sin dejar de considerar los
principios sociales en la Iglesia primitiva, como la desintegración de
Occidente (protestantismo, deísmo inglés, etc.) y analizando la res-
puesta social católica frente a las dos ideologías del siglo XIX: el Li-
beralismo y Socialismo. Luego presenta la respuesta del Magisterio
Social de la Iglesia a la cuestión social del siglo XX, a través de las en-
señanzas de las siguientes encíclicas: Populorum progressio, Labo-
rem exercens, Sollicitudo rei socialis y Centesimus annus. Concluye
negando que la Doctrina Social de la Iglesia sea una “ideología” o una
“utopía”, sino que “ella, por el contrario, se presenta como un con-
junto de ‘orientaciones y principios’, que aplicados al orden temporal
harán surgir programas económicos y políticos realistas” (p. 532).
Al concluir esta recensión queremos destacar que el autor realizó
una exposición sistemática del Magisterio Social de la Iglesia, presen-
tada con una claridad y ortodoxia admirables. El título elegido por el
151
Filópolis en Cristo N° 4 (2025) 145-152
ISSNL 3008-8844
Recensión
Dr. Palumbo para esta obra, peca de excesiva modestia. En honor a
la verdad, consideramos que estamos frente a un sólido Tratado de
Doctrina Social Cristiana. Para los laicos que se inician en el estudio
de la Doctrina Social de la Iglesia, su lectura es casi de carácter obliga-
torio para tener una visión íntegra y verdadera de la temática. Porque
corresponde a ellos renovar con el espíritu del Evangelio las realida-
des temporales, y para poder realizar esta tarea con ecacia debemos,
conar responsablemente en esta doctrina social, aunque algunos
traten de sembrar dudas y desconanzas sobre ella, estudiarla con se-
riedad, procurar aplicarla, enseñarla; ser el a ella es, en un hijo de la
Iglesia, garantía de la autenticidad de su compromiso en las delicadas
y exigentes tareas sociales, y de sus esfuerzos en favor de la liberación
o promoción de sus hermanos. (San Juan Pablo II, Discurso Inaugu-
ral pronunciado en la III Conferencia del CELAM, en Puebla de los
Ángeles, México, cap. III, 7).
Carlos Alberto Prado
Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino
cprado@unsta.edu.ar
Publicado bajo una Licencia Creative Commons
Atribución-NoComercial 4.0 Internacional