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Filópolis en Cristo. Nº 1 (2023), 37-68
La caridad política, testimonio cristiano en la ciudad
Yendo a las enseñanzas de Francisco, la caridad y su refracción en
la ciudad aparece en su primera encíclica, Lumen Fidei, en la que en un
delicado ejemplo de continuidad doctrinal se sirve del proyecto de docu-
mento que sobre el asunto había iniciado Benedicto XVI, sin poder con-
cluirlo. Retomando ese escrito, que le fuera entregado generosamente
por el Papa Ratzinger, al que complementa con reexiones propias, el
Santo Padre publica el texto denitivo en el que dedica el Capítulo IV a
la Fe, poniéndola en relación con la Caridad y su proyección social.
Las manos de la fe se alzan al cielo, pero a la vez edican, en
la caridad, una ciudad construida sobre relaciones que tienen
como fundamento el amor de Dios. (Francisco, Lumen Fidei,
n° 51)
El desarrollo necesita cristianos con los brazos levantados hacia
Dios en oración, cristianos conscientes de que el amor lleno de
verdad, caritas in veritate, del que procede el auténtico desarro-
llo, no es el resultado de nuestro esfuerzo, sino un don. (Benedic-
to XVI, Caritas in Veritate, n° 79)
El interés apostólico de Francisco por el tema y el uso explícito
de la expresión “caridad política”, se aprecia en diversas interven-
ciones suyas, entre las que destacamos el documento programático
de su ponticado, la exhortación Evangelii Gaudium, la exhortación
Christus vivit, y sus Catequesis Curar el mundo. Pero es en sus dos
encíclicas sociales, Laudato si y Fratelli Tutti donde no sólo aparece
la locución, sino donde desarrolla extensamente la enseñanza sobre
la caridad política, en sintonía con el magisterio precedente7.
publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con Él y sus discípulos. Al ver esto, los
fariseos dijeron a los discípulos: ‘¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecado-
res?’ Jesús, que había oído, respondió: ‘No son los sanos los que tienen necesidad del
médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué signica: ‘Yo quiero misericordia
y no sacricios’. Porque Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores’
(Mt 9:10-13). El pasaje que inspira a San Beda, tiene un paralelo notable con aquel del
Joven Rico, a quien, dice el Evangelio, Jesús lo miró con amor (Mc 10:21).
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En Fratelli Tutti, Francisco articula su reexión a partir de una meditación de la
parábola del Buen Samaritano (Lc 10:29-37), la que en la tradición católica, como
un “símbolo del amor gratuito de Cristo por el hombre caído, es presentada como
El desarrollo necesita cristianos
con los brazos levantados hacia
Dios en oración, cristianos cons-
cientes de que el amor lleno de
verdad, caritas in veritate, del
que procede el auténtico desarro-
llo, no es el resultado de nuestro
esfuerzo, sino un don. (Benedicto
XVI, Caritas in Veritate, n° 79)
Las manos de la fe se alzan al
cielo, pero a la vez edican, en
la caridad, una ciudad construi-
da sobre relaciones que tienen
como fundamento el amor de
Dios. (Francisco, Lumen Fidei,
n° 51)