Itinerantes. Revista de Historia y Religión 17 (jul-dic 2022) 238-240
https://doi.org/10.53439/revitin.2022.2.11
Reseña: Mauro, Diego (coord.) (2021) Devociones marianas. Catolicismos locales y globales en la Argentina. Desde el siglo XIX a la actualidad. Rosario: Prohistoria Ediciones, 299 p.
Este libro, coordinado por Diego Mauro, compila las historias de algunas de las devociones marianas más importantes de nuestro país y explora su promoción en los siglos XIX y XX.
En el prefacio Mauro nos introduce, a través de un relato cálido e intimista, en la significancia y la lógica funcional que en el mundo católico tiene la imagen de la Virgen María, condensada en la figura de una “estatua” que llega al hogar familiar. Esto resulta un disparador para la reflexión sobre la trascendencia, sobre el hecho religioso, sus percepciones y configuraciones en el catolicismo local y regional.
El libro está organizado en quince capítulos, cada uno de ellos centrado en una devoción mariana diferente, que pueden ser leídos en forma independiente. La articulación de los mismos está resuelta en la introducción, ya que no se redactó una única conclusión final, sino que dentro de cada capítulo hay una breve reflexión o cierre.
El objetivo de este trabajo no es sólo contar los orígenes de las devociones marianas o brindar una información general acerca de ellas, sino sumar otros abordajes desde la antropología, la sociología, la geografía y otros saberes, apuntando hacia la búsqueda de una mayor interdisciplinariedad.
Se destaca la aparición -dentro de la historia del catolicismo y específicamente respecto de las devociones marianas- de un proceso de transnacionalización que tuvo como hito fundamental las apariciones de la Virgen en La Salette, Francia y la definición del dogma de la Inmaculada Concepción en 1854.
A este puntapié inicial se sumaron la devoción a la Virgen de Lourdes, el proceso de romanización, el culto al Sagrado Corazón y los congresos eucarísticos en distintas partes del mundo occidental, entre los hechos más destacados que “viajaron” hacia otras latitudes y se difundieron en ellas, respondiendo a la autoridad papal.
Ya en el siglo XX se destaca la centralidad de María en la reconstrucción del catolicismo como poder espiritual y actor geopolítico, esto será reafirmado por Pío XII, quien consagra el mundo al Inmaculado Corazón de María, declara su ascensión a los cielos y establece el primer año mariano.
Las devociones marianas -centro neurálgico de este trabajo- constituyeron y constituyen aun en la actualidad, manifestaciones de fe que alcanzan un gran nivel de convocatoria y fervor. Pero -como sostiene Diego Mauro- este fenómeno “a pesar de su lugar central en las lógicas de ´expansión y reproducción` del catolicismo romano, tiene además la capacidad de fundirse en lo local”.
Esta es la lente a partir de la cual se observa esta realidad: no es sólo una historia de cada una de las devociones en sus aspectos fundamentales sino quince devociones en las que se pueden leer esos vínculos entre la fe, el pueblo, el poder, la política y -no menos importante- busca captar esa identidad católica que se plasma en lo local, regional y nacional. Por otro lado, no todas estas devociones integran el arco “católico” desde el dogma y la ortodoxia, pero todas se vinculan a un ethos católico que experimentan quienes se sienten parte de esta religión.
En la introducción se plantea también cómo el crecimiento de las devociones favoreció la mejora de los medios de transporte y comunicación, el crecimiento urbano e incluso el turismo religioso, con algunas excepciones como es el caso del santuario de Huachana. Otro punto a destacar es el debate sobre la feminización del catolicismo a partir de las devociones marianas. El carácter maternal de María y, por ende, de toda mujer que la tenga como modelo, impactó en el imaginario colectivo en forma de participación activa de las mujeres en distintas asociaciones y santuarios. Se remarca una contradicción intrínseca: por un lado, se empodera el rol femenino, pero por otro no se lo puede desvincular del rol maternal.
Lo carismático y lo institucional -muchas veces en tensión- se hallan presentes en muchas de estas manifestaciones religiosas y no sólo no se resuelve, sino que observamos cómo la institución eclesial o se apodera de los símbolos o pierde poder sobre ellos y los fieles. O ambas situaciones, lo cual acrecienta la tensión.
Prácticamente todo el aparato erudito, salvo las citas de algunos documentos de archivo, se incluyeron en la introducción a modo de hacer más ágil la lectura de los distintos capítulos.
Sin un orden cronológico establecido, los diferentes capítulos se despliegan analizando devociones muy ligadas a la construcción de identidades locales y regionales, como la de la Virgen del Valle para el noroeste (Telma Chaile), la Virgen de Itatí para el noreste (Cleopatra Barrios), la Virgen de Guadalupe en Santa Fe (Diego Mauro), la Virgen del Nahuel Huapi (María A. Nicoleti) o María Auxiliadora en la Pampa (Ana María T. Rodríguez y Mariana E. Funkner).
Se abordaron otras devociones más cercanas en el tiempo, como la de la Virgen del Rosario de San Nicolás (Fabián Flores) o la Virgen del Cerro (Ana Lourdes Suárez), esta última cuestionada desde la institución eclesial.
Algunas manifestaciones marianas sufrieron una transformación, pasando del ámbito privado a la construcción de un santuario nacional como es el caso de la Virgen de Luján (Roberto Di Stefano- Diego Mauro), ligada también a la idea de nación y al catolicismo integralista, llegando a su cenit en otra advocación: la de la Virgen Generala. En esta línea encontramos el trabajo sobre la Virgen de Loreto, patrona de la aviación (Mercedes Tenti) y el de la Virgen de las Nieves (María A. Nicoleti).
Otras devociones se desarrollaron dentro de la corriente progresista de la década del 60 y la opción por los pobres, en ese contexto el obispo Miguel Hesayne promovió la imagen de una Virgen Misionera “mapuche” en la provincia de Río Negro (Ana Inés Barelli).
Dos advocaciones ligadas a la comunidad boliviana en nuestro país, cada una con particularidades distintas, van a alcanzar una significativa importancia: la de la Virgen de Copacabana (Carlos L. Dawidiuk y Carolina Vogel) y la de Urkupiña (Tomás F. Giop), que acompañan a los migrantes y la colectividad, sobre todo a partir de la conformación del equipo de Pastoral Boliviana.
Un trabajo sobre una devoción que aún “escapa” a algunos cánones institucionales es la de la Virgen de Huachana, en el monte santiagueño (Mercedes Tenti), y otra que no entra en la esfera de “lo católico” (aunque muchos de sus devotos así se reconozcan) es la “casi” Virgen (africana) del Mar: Iemanjá (Alejandro Frigerio).
Además del aporte singular por su enfoque interdisciplinario, este libro se despega de una historia “tradicional” de las devociones marianas por los enfoques que lo atraviesan y por las distintas lecturas que propone, a lo que suma una profusa bibliografía y una buena cantidad de imágenes.
Silvina Daniela Roselli
Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA)