El Observatorio 3 (Junio 2025) 41-79
La irrupción de la política en el fútbol. Análisis del
caso Mauricio Macri en Argentina (1995-2015)
e Incursion of Politics into Football.An Analytical Study of the
Mauricio Macri Case in Argentina (1995-2015)
María Sofía Lucena
Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino
solucena3@gmail.com
Resumen: Esta investigación analiza el vínculo
entre fútbol y política en Argentina, centrán-
dose en el caso de Mauricio Macri y su gestión
en el Club Atlético Boca Juniors entre 1995 y
2007 como plataforma de visibilidad, legiti-
mación y acumulación de capital político. A
partir de un enfoque cualitativo y documental,
y mediante la aplicación de categorías teóricas
provenientes de Michel Foucault y Zygmunt
Bauman, se estudia cómo el espacio futbolísti-
co, especialmente en un país como Argentina,
donde el fútbol tiene una centralidad cultural
innegable, puede ser instrumentalizado para
construir liderazgo político. La hipótesis prin-
cipal sostiene que el recorrido de Macri en
Boca Juniors funcionó como trampolín para
su posterior proyección en el escenario po-
lítico nacional. Lejos de ser una experiencia
desvinculada de la política, su presidencia en
el club constituyó un ensayo de gestión, comu-
nicación y posicionamiento público que sen
las bases de su narrativa como candidato. A
través de discursos estratégicos, un modelo de
liderazgo empresarial y una fuerte presencia
mediática, Macri logró asociar su gura con
eciencia, modernización y éxito, elementos
que luego trasladó a su carrera política. Los
hallazgos conrman que el fútbol opera como
una herramienta simbólica para los gobiernos
ya establecidos, y también como un campo fér-
Abstract: is research explores the in-
tersection between football and politics in
Argentina, focusing on the case of Mauri-
cio Macri and his presidency of Club At-
lético Boca Juniors from 1995 to 2007 as a
platform for visibility, legitimacy, and the
accumulation of political capital. rough
a qualitative and documentary approach,
and drawing on theoretical frameworks by
Michel Foucault and Zygmunt Bauman, the
study examines how football, particularly
in a country like Argentina where the sport
holds deep cultural signicance, can be
strategically used to build political leaders-
hip. e main hypothesis posits that Macri’s
role at Boca Juniors served as a springboard
for his eventual entry into national politics.
Rather than a detached or apolitical expe-
rience, his tenure at the club functioned as a
rehearsal for management, public commu-
nication, and personal branding. rough
strategic messaging, a business-oriented
leadership model, and intense media expo-
sure, Macri craed a public image associa-
ted with eciency, modernisation, and suc-
cess, qualities he would later translate into
his political platform. e ndings conrm
that football not only serves as a symbo-
lic tool for established governments but
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til para quienes buscan construir legitimidad
desde fuera del sistema político tradicional. La
masividad de Boca Juniors, su exposición me-
diática y el arraigo emocional que genera en su
hinchada le permitieron a Macri construir un
liderazgo que combinó lo afectivo con lo téc-
nico. La tesis concluye que el caso de Mauricio
Macri representa un ejemplo paradigmático de
cómo un dirigente deportivo puede transitar
hacia el poder político, apoyado en el capital
simbólico y en las estrategias comunicaciona-
les construidas dentro del universo futbolísti-
co. Así, se plantea una lectura inversa a la habi-
tual: no sólo la política entra al fútbol, sino que
el fútbol también puede ser un camino hacia
la política.
Palabras clave: fútbol, liderazgo, Mauricio
Macri, política, poder.
also as a fertile ground for those seeking
to build legitimacy from outside the tra-
ditional political system. e mass appeal
of Boca Juniors, combined with its media
visibility and emotional signicance for
fans, enabled Macri to develop a leadership
style that fused emotional resonance with
technical competence. e thesis conclu-
des that Mauricio Macri’s trajectory repre-
sents a paradigmatic case of how a sports
executive can transition into the political
arena, supported by the symbolic capital
and communication strategies cultivated
within the football sphere. us, the study
oers a reverse reading of a familiar narra-
tive: politics may enter football, but football
can also serve as a gateway into politics.
Keywords: football, leadership, Mauricio
Macri, politics, power.
Introducción
El fútbol excede largamente su denición como deporte. Es un fenómeno
social y cultural de alcance global, que moviliza emociones colectivas y cons-
truye identidades. Como arma Galeano (1995), “es la única religión que no
tiene ateos” (p. 7). Esta idea, lejos de ser una metáfora supercial, resume con
claridad el lugar central que ocupa el fútbol en la vida de millones de perso-
nas. Los estadios se transforman en escenarios de rituales compartidos, don-
de se condensan alegrías, frustraciones, esperanzas y reivindicaciones. En ese
marco, el fútbol funciona como un espejo de la sociedad, capaz de reejar
tanto sus tensiones como sus anhelos.
Desde su nacimiento en Inglaterra en el siglo XIX, hasta su expansión
como deporte de masas, su recorrido estuvo marcado por la simplicidad de
sus reglas, la accesibilidad de sus elementos y una capacidad inusual para
adaptarse a distintas realidades. Se juega en todos los rincones del planeta,
pero en pocos lugares se vive con la intensidad que adquiere en Argentina.
Aquí, el fútbol constituye un lenguaje compartido, una práctica colectiva pro-
fundamente arraigada en la cultura popular.
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Los clubes cumplen un rol central en esta dinámica. Instituciones como
Boca Juniors o River Plate representan equipos deportivos y, por sobre todo,
son territorios simbólicos, espacios de pertenencia y, en muchos casos, plata-
formas de proyección política.
En paralelo, la selección nacional encarnó momentos de cohesión y orgu-
llo colectivo, como las consagraciones en las Copas del Mundo de 1978, 1986
y 2022. Estos hitos forman parte de una narrativa nacional que refuerza la
identidad argentina en el plano internacional.
A lo largo del tiempo, el fútbol demostró ser también un campo fértil
para el despliegue de estrategias políticas. Su dimensión económica, su ca-
pacidad para movilizar multitudes y su profundo anclaje afectivo lo convier-
ten en una herramienta de alto impacto. Como advierte Galeano (1995), el
profesionalismo y la lógica del espectáculo introdujeron transformaciones
que complejizaron su funcionamiento, tensionando la relación entre pasión
y negocio. No obstante, el fútbol conserva su capacidad de producir sentido,
generar vínculos y activar mecanismos de legitimación política.
En ese marco, resulta pertinente analizar la manera en que algunos diri-
gentes deportivos capitalizaron ese potencial para proyectarse en el escenario
institucional. La posibilidad de acceder a estructuras de poder a partir de
una gestión exitosa en el ámbito futbolístico plantea interrogantes sobre los
vínculos entre deporte, liderazgo y legitimidad.
Mientras abundan los estudios sobre cómo el Estado utilizó el fútbol
como recurso político, son escasos los trabajos que indagan en sentido inver-
so: cómo una dirigencia deportiva puede constituirse en plataforma para la
construcción de un liderazgo nacional.
Autores como Verónica Moreira y Fernando Gutiérrez exploraron las re-
laciones entre fútbol, poder y redes de inuencia, pero sus análisis se centran
mayormente en guras políticas consolidadas que recurren al deporte como
estrategia de posicionamiento. Todavía queda pendiente una indagación más
profunda sobre trayectorias que emergen desde los clubes hacia la política
institucional.
Este trabajo busca aportar en esa línea. El caso de Mauricio Macri resulta
paradigmático: su paso por la presidencia de Boca Juniors no fue únicamente
un capítulo en la historia del club, pasó a ser el punto de partida de un pro-
yecto político que, con el tiempo, lo condujo a la presidencia de la Nación.
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Analizar ese proceso permite reexionar sobre los mecanismos de cons-
trucción de liderazgo, el uso estratégico de los espacios de visibilidad y las
condiciones que hacen posible la transición desde el ámbito deportivo al po-
lítico.
A lo largo de esta investigación se analizará, entonces, el proceso median-
te el cual la conducción de un club de fútbol puede funcionar como platafor-
ma de visibilidad, legitimación y acumulación de capital político. Se propone
observar el caso de Mauricio Macri desde una perspectiva politológica, con-
siderando su gestión en Boca Juniors y, luego, las condiciones estructurales,
simbólicas y estratégicas que hicieron posible su pasaje hacia la arena política
nacional. Este enfoque busca aportar una mirada que complemente los estu-
dios previos, integrando elementos de la teoría del liderazgo, la sociología del
deporte y el análisis del poder en contextos institucionales complejos.
Para ello, este trabajo se apoya en tres conceptos fundamentales: fútbol,
política y poder. Estos enfoques permiten una comprensión integral de cómo
la gestión de Macri en Boca Juniors funcionó como una plataforma para pro-
yectar su liderazgo político, construir una narrativa de éxito y consolidar una
base de apoyo popular. A través de esta investigación, se explora cómo el
deporte más popular de Argentina se convirtió en una herramienta clave en
la conguración del poder político de una de las guras más inuyentes de
las últimas décadas.
La hipótesis que guía este trabajo plantea que dada la relevancia que tiene
el fútbol en Argentina, quienes están implicados en él, directa o indirecta-
mente, ocupan posiciones de poder en el país. La utilización del fútbol como
estrategia política gravita y no ayuda en los resultados electorales, pero sí
aumenta la buena imagen del candidato al gobierno nacional o provincial,
siempre y cuando esté asociado a éxitos deportivos.
Además, las apariciones públicas de personajes que pertenezcan a este
sector tienen una mayor repercusión mediática que cualquier intervención
de un político, ya que la difusión que puede alcanzar el fútbol a través de los
medios de comunicación es muy elevada. Y si estas intervenciones se usan
para hacer campaña política, pueden ser muy ecientes para la creación del
líder. En este caso, la masividad y alcance del Club Atlético Boca Juniors,
sirvió a Mauricio Macri para poder mostrar su faceta política y hacerle de
trampolín para su campaña a Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires y, luego, Presidente de la República Argentina.
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Antecedentes: el fútbol y la política en Argentina
Los campeonatos mundiales de fútbol, desde la perspectiva de los gobier-
nos argentinos, siempre fueron mucho más que meros eventos deportivos:
representan una herramienta simbólica y política de gran relevancia. Tal
como lo señala Gutiérrez (2018), “los campeonatos mundiales no son so-
lamente un evento deportivo, sino que tienen una signicación simbólica y
política que los excede largamente” (p. 36).
Aunque otros países latinoamericanos, como Uruguay y Brasil, recono-
cieron desde temprano el valor político del fútbol en la escena internacional,
Argentina tardó en hacerlo. Uruguay organizó y ganó el primer mundial en
1930, mientras que Brasil consolidó su imagen de potencia regional con el
mundial de 1950 y sus posteriores victorias (Gutiérrez, 2018, p. 36). En cam-
bio, Argentina permaneció al margen durante la posguerra, con una partici-
pación destacada recién en el mundial de Inglaterra 1966, que logró captar
la atención de toda la población y marcó un punto de inexión (Gutiérrez,
2018, p. 37).
El cambio más evidente ocurrió en los años 70, cuando los gobiernos ar-
gentinos comenzaron a aprovechar los triunfos deportivos con nes políti-
cos. Según Gutiérrez (2018), “a nivel interno, el entusiasmo mundialista con-
tribuía a mejorar el humor social en momentos de crisis económicas; y a nivel
externo, la televisación global ayudaba a mejorar la imagen internacional del
país, especialmente para los gobiernos dictatoriales” (p. 37).
Esta dinámica alcanzó su clímax en 1978, cuando Argentina fue antrio-
na del mundial durante la dictadura de Jorge Rafael Videla. El evento fue
utilizado para proyectar una imagen internacional positiva y contrarrestar las
denuncias sobre violaciones a los derechos humanos, mediante una campaña
encabezada por una agencia y el eslogan “Los argentinos somos derechos y
humanos” (Gutiérrez, 2018, p. 37). Al mismo tiempo, el gobierno invirtió
en un ambicioso plan de obras públicas para modernizar estadios, buscando
mostrar un país pujante y pacíco.
La victoria de Argentina en 1978 cumplió con los objetivos del régimen,
mejorando la autoestima nacional y suavizando su imagen a nivel global. Sin
embargo, siempre quedó para la suspicacia la intervención de los militares en
ciertos partidos, como el 6-0 contra Perú, que aseguró el pase de Argentina a
la nal (Gutiérrez, 2018, p. 37).
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El régimen militar argentino aprovechó ampliamente el Mundial de 1978
para fortalecer su imagen mediante una campaña propagandística que tras-
cendió lo deportivo. Una de las herramientas de esta estrategia fue la película
La esta de todos, que combinaba documental y comedia para destacar los
logros del país. En ella, un locutor celebraba cómo Argentina había superado
las críticas iniciales sobre la organización del evento, armando que “contra
la malevolencia y el escepticismo, respondimos con las obras realizadas y la
actitud serena y generosa de un pueblo maduro” (Gutiérrez, 2018, p. 38). Fé-
lix Luna, historiador y autor del cierre del lme, subrayaba el carácter uni-
cador del evento, aludiendo a una Argentina vibrante y unida, en la que “por
primera vez en este país, la alegría de algunos no signicaba la tristeza de
otros” (Gutiérrez, 2018, p. 38).
El aprovechamiento político del fútbol no se limitó al Mundial de 1978.
En 1979, cuando la selección juvenil ganó el campeonato mundial en Japón
con la participación estelar de Diego Maradona, la dictadura nuevamente
utilizó el evento como una herramienta de distracción y legitimación. En
coincidencia con la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Hu-
manos (CIDH) para escuchar los testimonios de familiares de desaparecidos,
las autoridades promovieron asuetos escolares y alentaron festejos en las ca-
lles, en un intento por desviar la atención internacional. En ese contexto, el
relator José María Muñoz instó a la población a congregarse en la Avenida
de Mayo, declarando: “Demostremos a los señores de la Comisión Interame-
ricana de Derechos Humanos que la Argentina no tiene nada que ocultar”
(Gutiérrez, 2018, p. 38).
Sin embargo, esta estrategia de utilizar el fútbol para nes políticos no
siempre tuvo éxito. Durante el Mundial de España 1982, Argentina enfrenta-
ba el conicto bélico con el Reino Unido por las Islas Malvinas, lo que generó
un clima de tensión donde el fervor deportivo se mezcló con el nacionalismo
bélico. La derrota en la guerra fue reconocida ocialmente mientras se dispu-
taba la fase de grupos, marcando el fracaso tanto militar como simbólico para
la dictadura liderada por Leopoldo Galtieri (Gutiérrez, 2018, p. 38).
El impacto del fútbol en la política argentina ha tenido un carácter va-
riable según el contexto histórico. En 1982, el efecto del fútbol, que en otros
momentos había contribuido a elevar el ánimo popular, reejó el declive de
un país golpeado por la derrota militar en Malvinas y una crisis económica
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profunda. En esta ocasión, ni siquiera el deporte pudo aliviar el sentimiento
de depresión generalizado en la sociedad argentina (Gutiérrez, 2018, p. 39).
La dinámica cambió durante el Mundial de México 1986, en plena tran-
sición democrática. La consagración de la selección argentina liderada por
Diego Maradona brindó al presidente Raúl Alfonsín un respiro temporal en
medio de una economía tensionada. Sin embargo, este alivio fue breve: a pe-
sar del triunfo deportivo, el gobierno aprovechó la euforia para implementar
aumentos tarifarios, lo que dejó una marca negativa en la percepción po-
pular. Esto no impidió que el partido de Alfonsín sufriera su primera gran
derrota electoral un año después (Gutiérrez, 2018, p. 39).
En la década de 1990, Carlos Menem vivió tres mundiales en contextos
sociopolíticos diferentes. Durante Italia 1990, el subcampeonato fue recibido
como un logro que consolidó la imagen del presidente, quien celebró el even-
to junto a los jugadores en la Casa Rosada. Sin embargo, para el Mundial de
Estados Unidos 1994, la percepción pública del menemismo ya había cam-
biado. La selección mostró resistencia a ser utilizada políticamente, y juga-
dores claves expresaron que, en caso de ganar, dedicarían la copa a Ernesto
Sábato, considerado un símbolo de honestidad, en lugar del presidente. La
situación no llegó a materializarse debido a la eliminación temprana tras el
escándalo de dopaje de Maradona (Gutiérrez, 2018, p. 39).
En 2002, el Mundial de Corea-Japón coincidió con una de las peores crisis
económicas y sociales de Argentina. Con un desempleo que alcanzaba el 25
% y un sistema nanciero colapsado, el gobierno de Eduardo Duhalde depo-
sitó sus esperanzas en que un buen desempeño deportivo pudiera transmitir
optimismo. Sin embargo, la eliminación de la selección en la primera ronda
frustró cualquier posibilidad de aprovechar políticamente el evento en un
clima de desilusión generalizada (Gutiérrez, 2018, p. 40).
Durante el kirchnerismo, el uso político del fútbol se hizo más evidente,
especialmente desde el Mundial de Sudáfrica 2010, coincidiendo con la es-
tatización de las transmisiones deportivas a través del programa Fútbol para
Todos. Este esquema, impulsado por el gobierno de Cristina Fernández de
Kirchner, representó un símbolo de su estilo político y generó constantes po-
lémicas debido a la emisión de mensajes progubernamentales en los entre-
tiempos, además de denuncias de irregularidades en la gestión de la pauta
publicitaria (Gutiérrez, 2018, p. 40).
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Para el Mundial de Brasil 2014, el presupuesto estatal destinado a las trans-
misiones deportivas gratuitas alcanzaba los 730 millones de dólares. Aunque
la entonces presidente no era conocida por su anidad con el fútbol, supo
aprovechar políticamente el impacto de los eventos deportivos. La llegada de
la selección argentina a la nal le otorgó un alivio momentáneo al gobierno,
desviando la atención de temas delicados como la represión a protestas sin-
dicales, algo que contradecía la narrativa ocial de no criminalizar la protesta
social (Gutiérrez, 2018, p. 40).
En ese contexto, el gobierno también utilizó metáforas futboleras para
abordar cuestiones políticas como el litigio con los fondos buitres. Mensajes
como “Éste es el partido que jugamos todos, los 40 millones, y nos jugamos
el futuro, popularizados por guras como Víctor Hugo Morales en progra-
mas de televisión, buscaban movilizar la opinión pública (Gutiérrez, 2018, p.
40). En paralelo, campañas audiovisuales apelaron al nacionalismo para dra-
matizar el enfrentamiento entre Argentina y sus acreedores internacionales,
mostrando al país como un equipo que luchaba por su soberanía contra un
adversario superior en recursos y poder mediático (Gutiérrez, 2018, p. 40).
A pesar del esfuerzo narrativo, la selección perdió la nal contra Alema-
nia, y el kirchnerismo enfrentó una derrota política al año siguiente, con la
llegada de un nuevo gobierno. Además, tras una acumulación de fallos ju-
diciales adversos, Argentina terminó acordando el pago de la deuda con los
fondos buitres, cerrando un ciclo de tensiones políticas y económicas (Gut-
rrez, 2018, p. 41).
Concepto de poder de Michel Foucault
El gran juego de la historia, es quién se amparará de las reglas (…) quién,
introduciéndose en el complejo aparato, lo hará funcionar de tal modo
que los dominadores se encontrarán dominados por sus propias reglas.
Las diferentes emergencias que pueden percibirse no son las guras suce-
sivas de una misma signicación; son más bien efectos de sustituciones,
emplazamientos y desplazamientos, conquistas disfrazadas, desvíos sis-
temáticos. (Foucault, 1979, p. 18)
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Vemos cómo Michel Foucault describe a la historia como un “juego” de
poder en el que las reglas y estructuras de dominación no son jas ni unidi-
reccionales.
El lósofo utiliza el método de la genealogía como una forma de hacer
historia que da cuenta sobre cómo se constituyen los discursos, saberes y
sujetos a lo largo del tiempo. Este enfoque invita a investigar la formación
de las estructuras del poder como producto de una constante evolución a lo
largo del tiempo, que incluye rupturas, luchas, contingencias y relaciones de
fuerza.
No es un progreso ordenado hacia una verdad, son efectos de tácticas, es-
trategias y enfrentamientos. En cada época, ciertos grupos toman el control,
otros lo pierden, y hay quienes utilizan las reglas existentes para desaar y
transformar las estructuras de poder, convirtiéndose en agentes de cambio
que invierten las relaciones de dominación.
Las relaciones de poder constituyen a cualquier sociedad, y estas relacio-
nes no pueden funcionar sin la producción del discurso. Es gracias a esta red
de prácticas y discursos que el poder se dispersa y se convierte en “micropo-
deres” diseminados en todo el cuerpo social, en las instituciones deportivas,
gubernamentales, escuelas, hospitales, entre otros. La genealogía ayuda a
comprender este proceso.
Pero, ¿qué es el poder?
“El poder no es algo dividido entre los que lo poseen y los que no lo tienen
y lo soportan. El poder tiene que ser analizado como algo que circula, como
algo que funciona en cadena” (Foucault, 1979, p. 144)
Según Foucault, el poder es una red dinámica y relacional que circula
constantemente, sin permanecer jo en un individuo o grupo. No se posee
de manera exclusiva, se ejerce a través de interacciones sociales en diversos
niveles de la sociedad. Para comprenderlo mejor, es necesario alejarse del
edicio jurídico de la soberanía, los aparatos de Estado y sus ideologías, y
enfocarse en las técnicas de dominación.
Entre cada punto del cuerpo social, entre un hombre y una mujer, en una
familia, entre un maestro y su alumno (…) pasan relaciones de poder que
no son la proyección pura y simple del gran poder del soberano sobre los
individuos; son más bien el suelo movedizo y concreto sobre el que ese
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poder se incardina, las condiciones de posibilidad de su funcionamiento.
(Foucault, 1979, p. 157)
Las relaciones de poder pueden insertarse en las personas, sin tener in-
cluso que ser sustituidos por la representación de los sujetos. Si el poder hace
blanco en el cuerpo no es porque haya sido con anterioridad interiorizado
en la conciencia de las gentes. Existe una red de biopoder (Foucault, 1979, p.
156). Este biopoder, al entrar en contacto con la gobernabilidad, se traduce
en biopolítica.
De esta manera, “se perla una técnica muy distinta: no obtener la obe-
diencia de los súbditos a la voluntad del soberano, sino inuir sobre cosas
aparentemente alejadas de la población, pero que, analizándolas en profun-
didad, pueden actuar en concreto sobre ella” (Foucault, 2006, p. 95). De allí se
identica como motor de acción de los individuos al deseo, elemento contra
el cual es muy difícil actuar. Si se lo deja actuar, dentro de sus límites, redun-
dará en suma en el interés general de la población. El poder deja de ejercerse
sobre los territorios, pasa a inuir en la vida de los individuos y el cuerpo
social.
En efecto, Foucault sugiere:
- Que el poder está presente en toda la sociedad, no es algo que existe
únicamente en ciertas instituciones, como el gobierno o las leyes. No hay
zonas libres” donde el poder no actúe.
- Que el poder está relacionado con otros aspectos de la vida, con re-
laciones humanas como las económicas, familiares o de alianzas. Estas
inuyen en el poder y son inuenciadas por él al mismo tiempo.
- Que el poder no solo castiga o prohíbe, es mucho más complejo y puede
manifestarse de distintas formas dependiendo la situación.
- Que el poder opera en niveles globales y locales, consiste en una red de
relaciones que están en constante ajuste y transformación.
- Que el poder es estratégico.
- Que el poder siempre genera resistencia.
Lo que hace que al poder se lo acepte es simplemente que no pesa sola-
mente como una fuerza que dice no, sino que de hecho la atraviesa, produce
cosas, induce placer, forma saber, produce discursos; es preciso considerarlo
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como una red productiva que atraviesa todo el cuerpo social más que como
una instancia negativa que tiene como función reprimir. (Foucault, 1979, p.
182)
Modernidad líquida
Zygmunt Bauman utiliza la metáfora de los líquidos para describir la for-
ma en la que la modernidad contemporánea transformó las relaciones socia-
les y las estructuras de poder. A diferencia de la modernidad “sólida, donde
las instituciones y roles estaban claramente denidos y estables, la moder-
nidad líquida está marcada por la exibilidad, la inseguridad y la falta de
estructuras jas.
Al igual que el agua se adapta a cualquier recipiente, las relaciones socia-
les, políticas y económicas se adaptan a las circunstancias cambiantes. En
este contexto, las instituciones tradicionales como el Estado, la familia o el
trabajo, ya no proporcionan la estabilidad y certeza que ofrecían en el pasado.
Las personas se ven obligadas a navegar en un mundo donde el cambio es
constante.
En la práctica, el poder se ha vuelto extraterritorial, ya no depende de una
ubicación física especíca, como en el modelo clásico donde el soberano o el
Estado se encontraban en un lugar jo. Ya no importa dónde pueda estar el
que emite la orden.
Los poseedores de poder pueden prescindir de la técnica del panóptico; en
aquel modelo lo fundamental era que las personas a cargo estuvieran siempre
presentes físicamente. Pero en las relaciones de poder pospanópticas, quienes
ejercen el poder ya no necesitan estar “allí”, gracias a la tecnología y los me-
dios de comunicación, que permiten ejercer el poder de manera más invisible
y distante, pero igualmente efectiva.
“El n del panóptico augura el n de la era del compromiso mutuo, entre
supervisores y supervisados, trabajo y capital, líderes y seguidores” (Bauman,
2000, p. 16).
Bauman sostiene que “la tarea de cada individuo es observar las crecientes
las de ‘grandes hermanos’ por si encuentra algo que pueda servirle” (Bau-
man, 2000, p. 35), lo que reeja cómo, en la modernidad líquida, las personas
ya no siguen a un líder determinado. En lugar de eso, observan a diversos
detentadores de poder con el objetivo de encontrar algo que les benecie o
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les sirva como ejemplo de cómo moverse en su vida cotidiana, cargando con
la responsabilidad de haber conado en ese ejemplo y no en otro.
Esto libera a los líderes de la responsabilidad de las consecuencias de sus
actos, y todo recae en el individuo, a quien le corresponde descubrir qué es
capaz de hacer, ampliar esa capacidad al máximo y elegir los nes a los cuales
aplicar esa capacidad. Los roles se invirtieron, ahora “muchos” se dedican a
observar a unos “pocos.
Actualmente coexisten numerosas autoridades y ninguna de ellas puede
conservar su potestad de manera exclusiva durante mucho tiempo. Las au-
toridades ya no mandan de la manera tradicional, sino que intentan congra-
ciarse con los electores por medio de la tentación y la seducción. La relación
de mando se basa más en la inuencia personal y la persuasión que en el
control o la imposición.
Está en juego “una redenición de la esfera pública como plataforma don-
de se ponen en escena los dramas privados, exponiéndolos a la vista del pú-
blico” (Bauman, 2000, p. 75).
En la sociedad actual, las personas tienden a buscar ejemplos a seguir en
lugar de líderes tradicionales. Preeren observar a guras públicas famosas,
como celebridades, deportistas e incluso políticos, para aprender cómo hacer
“las cosas que importan. En este contexto, la fama se ha democratizado, y
el lugar de visibilidad mediática, como la televisión, se ha convertido en un
espacio compartido entre diversos tipos de guras públicas.
Esto signica que las personas pueden proyectar sus ideales en individuos
que, aunque no estén directamente vinculados a la política, encarnan ciertos
valores o estilos de vida. Dado que el sistema político ya no ofrece soluciones
duraderas, queda desplazado por guras y espacios donde los mensajes y las
relaciones resultan más cercanos y accesibles.
Lo que realmente tienen en común es la obligación de exponer sus vi-
das privadas a la audiencia, ya que esto es lo que los hace relevantes para las
masas. El deber de “confesar” y compartir aspectos de su vida personal se
convierte en una estrategia para mantener su relevancia y conectar con un
público cada vez más demandante.
La exposición mediática se transformó en un requisito esencial para la
construcción de la imagen pública, más allá de los logros profesionales o po-
líticos.
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La irrupción de la política en el fútbol. Análisis del caso Mauricio Macri en Argentina (1995-2015)
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Los consumidores buscan sensaciones placenteras, aquellas prometidas
por asesores expertos. Sin embargo, también intentan escapar de la angustia
causada por la inseguridad. Buscan liberarse del temor a equivocarse y, por
un momento, desean sentir conanza y seguridad. “La virtud que encuentran
en los ‘objetos’ cuando salen de compras es que en ellos (al menos por un
tiempo) hallan una promesa de certeza” (Bauman, 2000, p. 87).
En la modernidad líquida, aunque las personas no dejan de buscar co-
nexiones, la responsabilidad de construir la propia identidad y manejar los
problemas personales recae cada vez más en los individuos. Esto ocurre sin el
respaldo o la estabilidad que brindaban las instituciones tradicionales.
En ese sentido, la búsqueda de comunidades se convierte en un medio
para encontrar seguridad emocional o identidad frente a la inseguridad ge-
nerada por un mundo en constante cambio. Esta contradicción surge porque
las comunidades en este entorno no ofrecen un compromiso duradero ni
una integración plena, sino que actúan como espacios donde los individuos
pueden armar su identidad sin perder su autonomía.
Buscar referentes y ejemplos son formas de llenar el vacío de la individua-
lización, son modelos a seguir que los ayudan a navegar la incertidumbre.
Construcción del líder político
La construcción del líder político es un proceso complejo que se articula
en torno a la relación entre poder, dominación y legitimidad. Esta dinámica
es central en la teoría política porque permite comprender los mecanismos
mediante los cuales un individuo logra consolidarse como líder dentro de
una comunidad política.
La noción de poder ha sido ampliamente debatida en la ciencia política.
Weber (1964) dene el poder como “la probabilidad de imponer la propia
voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cual-
quiera que sea el fundamento de esa probabilidad” (p. 43). Esta concepción
del poder implica la capacidad de inuir en la conducta de otros, incluso en
contra de su voluntad. Dahl, por su parte, lo entiende como una forma de
inuencia, donde “uno de los actores induce a los otros a actuar de un modo
en el que no lo harían de otra manera” (citado en Bobbio, 2006, p. 104). La
dominación, en este sentido, es la materialización del poder dentro de una
estructura organizada y se traduce en la obediencia a un liderazgo político.
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Por eso, Foucault plantea al poder no como una posesión exclusiva, sino
como un ejercicio que se da a través de interacciones sociales en diversos
niveles de la sociedad fuera del aparato estatal per se, y más mediante técnicas
de dominación.
Para que un líder pueda consolidarse en el poder, debe establecer meca-
nismos de dominación que aseguren la obediencia de los gobernados. Weber
(1964) distingue entre distintos tipos de dominación según su legitimidad:
la tradicional, basada en la costumbre y la historia; la carismática, funda-
mentada en la excepcionalidad de la gura del líder; y la racional-legal, que
se sustenta en normas e instituciones. La construcción del liderazgo político
puede apoyarse en una o varias de estas formas de legitimidad, dependiendo
del contexto y de la estrategia adoptada por el líder.
La legitimidad es un elemento clave en la consolidación del liderazgo polí-
tico. Como señala Bobbio (2006), existen dos formas principales de justicar
el ejercicio del poder a través de la historia: la apelación a la historia pasada
y la referencia a la historia futura. La primera se basa en la tradición y en la
continuidad del orden político, mientras que la segunda proyecta el liderazgo
como un paso necesario hacia un futuro mejor. Esta última es una estrategia
recurrente en los liderazgos de tipo revolucionario o reformista, que buscan
diferenciarse del pasado para justicar cambios estructurales.
De esta manera, el relato político se convierte en una herramienta funda-
mental para la construcción del líder. Sarasqueta (2020) explica que el relato
político es una estructura narrativa que dota de coherencia, cohesión y senti-
do a la gestión de un líder. Este relato cumple varias funciones: inyectar cer-
tidumbre en un contexto volátil, conformar el nosotros social, operar como
atajos cognitivos para comprender una realidad inabarcable y naturalizar el
accionar del Gobierno. La capacidad de un líder para construir un relato he-
gemónico, apropiado por la sociedad y convertido en sentido común, es de-
terminante en su consolidación política.
El relato político debe ser consistente y exible para adaptarse a los cam-
bios de contexto y, a su vez, debe establecer un canal de comunicación bidi-
reccional entre el poder y la sociedad. Sarasqueta (2020) destaca la impor-
tancia de que el relato político uya en dos sentidos: desde la sociedad hacia
el poder (bottom-up) y desde el poder hacia la sociedad (top-down) para, así,
mantenerse dinámico y en sintonía con las demandas sociales.
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Heath y Heath (2007) sostienen que las historias que hacen que un lí-
der sea memorable suelen encajar en tres tipos de tramas. Una de ellas es la
trama del desafío, donde el dirigente enfrenta una dicultad extrema (una
crisis económica, la pobreza o incluso una persecución política) y, a través
de su lucha, logra superarse y fortalecerse. Otra es la trama de conexión, que
presenta al líder como un ejemplo inspirador para la sociedad, ya sea por su
austeridad, su espíritu emprendedor o su mensaje de unidad y tolerancia.
La tercera es la trama creativa, en la que se lo muestra como un innovador
capaz de encontrar soluciones únicas y transformadoras para su pueblo. Es-
tas estructuras narrativas sirven para reforzar su legitimidad y para generar
identicación en la ciudadanía.
En conjunto con esto, durante la construcción del liderazgo político, el
vínculo con los grupos de interés juega un papel crucial. Según Badia (2005),
las asociaciones de intereses articulan demandas colectivas y establecen rela-
ciones con el sistema político para incidir en la toma de decisiones. Aunque
estos grupos no buscan acceder al poder político directamente, sí inuyen
en su ejercicio mediante la generación de presiones y la negociación con los
líderes.
Olson (1965) analiza la dinámica interna de los grupos de interés don-
de, en términos políticos, termina siendo fundamental la capacidad del líder
para movilizar apoyos y estructurar coaliciones estratégicas que refuercen su
posición en el poder. Los líderes deben negociar, ceder y construir acuerdos
que les permitan fortalecer su base de apoyo y garantizar la estabilidad de su
proyecto político.
Todo este entramado de interacciones es sustancial. El liderazgo no se
ejerce en el vacío, se pone en práctica dentro de una red de relaciones so-
ciales, económicas y políticas. Por lo tanto, el líder debe ser capaz de leer y
responder a las demandas de la sociedad, construir un relato convincente y
establecer alianzas estratégicas que refuercen su posición. La política, en úl-
tima instancia, es el ejercicio del poder que conlleva a la construcción de un
signicado compartido que dota de sentido a la acción colectiva.
Mauricio Macri
Habiendo establecido los antecedentes de la relación entre el fútbol y la
política en Argentina, así como los marcos conceptuales sobre el poder, la
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modernidad líquida y la construcción del liderazgo político, es necesario si-
tuar el contexto de Mauricio Macri. Para ello, se presentará su paso por el
Club Atlético Boca Juniors y su posterior incursión en la política, aspectos
que serán analizados luego en el desarrollo de este artículo.
Primeros años
Mauricio Macri nació el 8 de febrero de 1959 en Tandil, provincia de
Buenos Aires. Polak (2019) relata que Macri no creció en un hogar de clase
media como sus antecesores. Su padre, Franco Macri, era un inmigrante ita-
liano descendiente de Giorgio Macri, un político de bajo perl cuya familia
en Calabria poseía empresas constructoras dedicadas a la obra pública, con
negocios que se extendían por Italia y hasta África. Por el lado materno, su
abuela provenía de una familia de la provincia de Roma vinculada al sector
del transporte. En contraste, su madre pertenecía a la tradicional familia crio-
lla Blanco Villegas.
Cursó sus estudios en el colegio Cardenal Newman, donde jugaba al fút-
bol con chapitas de gaseosas o piedras, reejando desde niño su pasión por
la pelota en una institución donde predominaban otros deportes. Durante su
paso por el colegio, sufrió acoso por su ascendencia italiana. Se graduó como
ingeniero en la Universidad Católica Argentina y, antes de ello, con solo 19
años, comenzó a involucrarse en los negocios familiares. Su padre, una gura
dominante en su vida y líder del Grupo Macri, fue una presencia constante y,
a la vez, su mayor antagonista hasta que asumió la presidencia del país. Años
después, en 2017, tras las elecciones legislativas, Macri reconocería abierta-
mente la compleja relación que mantenía con él.
El hecho de que Mauricio Macri haya nacido en una familia donde se
combinaban los negocios con las relaciones políticas tuvo un impacto clave
en su formación. Lo interesante de este proceso es que no estaba necesaria-
mente inclinado a seguir el camino de su padre de manera directa, su objeti-
vo fue posicionarse como una gura con identidad propia.
Etapa empresarial y relación con el Grupo Macri
Desde muy joven, estuvo vinculado a las actividades del Grupo Macri,
un conglomerado que abarcaba diversos sectores como la construcción, la
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automotriz y la obra pública. Según Cerruti (2015), Franco Macri buscaba
expandir sus negocios a la vez que construía relaciones estratégicas con el
poder político.
Mauricio ingresó formalmente al Grupo a los 19 años, lo que coincidió
con el auge de la empresa en la Argentina de los años setenta y ochenta. Polak
(2019) describe a Franco como una gura dominante y patriarcal que ejercía
un control absoluto sobre los negocios y que representaba, para su hijo, tanto
un modelo como un desafío constante. Este vínculo fue descrito por el pro-
pio Mauricio como complejo y, en ocasiones, conictivo. La relación entre
ambos estaba teñida por una dinámica de contradicción y competencia, que
marcaría las decisiones del futuro presidente.
Durante los años ochenta, Mauricio Macri asumió roles en diversas áreas
del conglomerado, destacándose en Sideco Americana, una de las empresas
del Grupo especializada en construcción e ingeniería. Allí pudo desarrollar
habilidades en gestión y estrategia empresarial, aunque siempre bajo la su-
pervisión de su padre. Cerrutti (2015) subraya que esta etapa fue crucial para
que Mauricio se formara en los principios del “management empresarial” que
posteriormente aplicaría a su carrera política.
No obstante, el control absoluto de Franco sobre las empresas fue un mo-
tivo de constante tensión. Según Polak (2019), esta dinámica llevó a Mauricio
a buscar independencia dentro del grupo familiar, un intento que se mate-
rializaría, más adelante, en su incursión en la presidencia de Boca Juniors,
un espacio que le permitiría desarrollar una identidad más propia y visible.
Cerrutti (2015) también apunta que la transición de Mauricio hacia el fútbol
y la política fue, en parte, una estrategia para salir de la sombra de su padre y
construir una gura pública con mayor autonomía.
Según lo citado por Cerrutti (2015), Macri armó: “Mi destino es seguir
lo que viene realizando mi padre. Pero por algunos años voy a dedicar parte
de mi tiempo a una cosa que quiero hacer yo” (p. 229).
Allí se ve reejado el proceso de separación simbólica y operativa que
marcó su relación con el Grupo Macri. La búsqueda de independencia no
implicó un quiebre denitivo, ya que, incluso en sus años de gestión pública,
Mauricio mantendría vínculos indirectos con las empresas familiares, como
lo señalan Cerrutti (2015) y Polak (2019).
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Club Atlético Boca Juniors
El interés de Mauricio Macri por el fútbol y, particularmente, por Boca
Juniors, comenzó en sus primeros años dentro del mundo empresarial y fa-
miliar. Aunque su vínculo con el club no se dio de manera inmediata, el in-
terés por el fútbol siempre estuvo presente en su vida. Cuenta Polak (2019)
que un primer episodio signicativo que marcó su acercamiento a Boca fue
la historia del Cosmos de Nueva York.
En 1983, el Cosmos se encontraba en venta, y Orlando Salvestrini, hom-
bre de conanza de Franco Macri, sugirió la compra. Aunque la operación
no prosperó debido a problemas impositivos, el joven Macri se entusiasmó
con el plan de negocios que había imaginado y comenzó a visualizar a Boca
como el espacio ideal para canalizar sus aspiraciones personales y políticas.
La diferencia entre el Cosmos y Boca era clara: mientras que el primero era
simplemente una franquicia, una mera oportunidad de negocios, Boca re-
presentaba una institución social y cultural profundamente arraigada en la
identidad argentina. Este primer acercamiento reejó la visión pragmática
de Macri: transformar un espacio pasional y social en una plataforma para
avanzar en sus intereses.
Su vínculo con Boca se fue consolidando a lo largo de los años mediante
su participación en diversas acciones dentro del club. En los años siguien-
tes, Macri empezó a involucrarse en el club como patrocinador, y también
asumió responsabilidades más concretas. Según Polak (2019), Mauricio ges-
tionó la compra de jugadores clave, e incluso se hizo cargo del pago de los
sueldos del director técnico César Luis Menotti, lo que marcó un punto de
inexión en su relación con Boca. Polak (2019) explica que Macri, a través de
estas acciones, fue consolidando su presencia, lo que lo llevaría nalmente a
disputar la presidencia del club en 1995.
A pesar de estos antecedentes, la decisión de Mauricio Macri de involu-
crarse de lleno con el club ha sido objeto de debate. Polak (2019) plantea tres
teorías sobre sus motivos para dar el gran salto a la presidencia de Boca:
1) Claudio Giardino, férreo opositor a Macri, (citado en Polak, 2019), ar-
ma que Mauricio, cansado de la vida empresarial y de la constante inuencia
de su padre Franco Macri, habría decidido alejarse de los negocios familiares
para asumir la presidencia de Boca como un trampolín político. Giardino
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sugiere que Macri tenía en mente un objetivo más grande: la presidencia de la
Nación. En su versión, en junio de 1995, durante las elecciones de Boca, Ma-
cri habría propuesto una lista unicada con Antonio Alegre, el presidente en
funciones del club, y le habría expresado que Boca no era su principal interés,
sino más bien un paso hacia su carrera política futura (Polak, 2019, p. 174).
Sin embargo, esta teoría presenta varias inconsistencias, como el hecho
de que las elecciones en Boca no se celebraron en octubre, como indicaba
Giardino, sino en diciembre, lo que pone en duda la validez de la armación.
Además, dado que Macri nunca conrmó este relato, resulta difícil corrobo-
rar sus detalles.
2) Por otro lado, Mauricio Macri recuerda que su nombre comenzó a so-
nar como posible candidato a la presidencia de Boca Juniors entre 1986 y
1987, cuando participó en la obtención de préstamos para afrontar deudas
y reforzar el plantel con la compra de Walter Perazzo. Para 1992, un grupo
de socios le propuso postularse, pero Antonio Alegre y Carlos Heller le sugi-
rieron esperar hasta 1995. A pesar de su impaciencia habitual, aceptó la re-
comendación porque, según él mismo señala, “muchos años trabajando con
mi padre me habían enseñado a ser paciente y a diseñar estrategias de largo
plazo” (citado en Polak, 2019, p. 175).
En 1994, intentó retomar el diálogo con Alegre y Heller, pero ellos deci-
dieron continuar al frente del club. Ante esto, Macri recibió el respaldo de di-
rigentes como Pedro Pompillo, Luis Conde, José Cirilo y Jorge Bitar, quienes
conformaron una alternativa de conducción. Aunque reconocía que la ges-
tión anterior había logrado sanear al club gracias a un contexto económico
favorable, consideraba que no habían sabido aprovechar esa estabilidad para
construir un proyecto sostenible. Fue entonces cuando, según arma, tuvo
“la certeza de que había llegado mi oportunidad” (citado en Polak, 2019, p.
176).
Sin embargo, Macri confunde años, omite circunstancias y oculta antece-
dentes. No menciona el episodio juvenil de Nueva York, que fuera origen de
toda su trayectoria posterior.
3) Según Federico Polak (2019), Macri ya tenía planeada su candidatura
para la presidencia de Boca desde 1992, año en el cual recibió una propuesta
de Luis Conde, un dirigente tradicional del club, para encabezar una lista
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opositora al ocialismo liderado por Alegre. A pesar de su acuerdo con Ale-
gre para asumir la presidencia de Boca en 1992, las promesas de los dirigentes
no se cumplieron, lo que llevó a Macri a decidir nalmente lanzarse como
candidato en 1995. Polak destaca que, en ese entonces, Macri contaba con
una agenda de reorganización del club, y vislumbraba la posibilidad de con-
vertir a Boca en una plataforma para el desarrollo de su carrera política. La
relación de Macri con el club no fue exclusivamente deportiva, también fue
profundamente estratégica, buscando consolidar su gura pública.
Macri, consciente de que no contaba con el tiempo suciente, decide pos-
poner sus planes hasta 1995, una estrategia que luego replicaría en la política.
Por ejemplo, al no poder cerrar un acuerdo opositor en 2011 para la presi-
dencia, decide esperar hasta 2015, cuando su rival ya no podría presentarse
debido a restricciones constitucionales.
Durante este período, se formaliza la entrega de la agrupación Dale Boca
de Luis Conde a Macri, lo que genera una gran repercusión mediática. En
este acto, se forma una coalición heterogénea que incluye representantes de
diferentes sectores, desde agrupaciones políticas de Boca hasta guras de la
política y el ámbito empresarial. Un miembro clave de esta coalición, Jorge
Bitar, le comenta en tono de broma: “Te voy a hacer presidente de Boca, y
después de la Nación” (Polak, 2019, p. 179).
Así, comienza la campaña para la presidencia del club, simulando de cier-
ta forma una campaña política tradicional, con actos en barrios de la Capital
y del Gran Buenos Aires y un eslogan “Para recuperar la gloria perdida.
Polak (2019) resalta que Macri es una gura extraña al mundo Boca, que
arma ser hincha del club porque su imagen lo atrajo, una pasión sin expli-
caciones y a la vez su destino. Indica, a su vez, que su misión es hacer felices
a los hinchas de Boca; cometido que trasladará después como Jefe de Gobier-
no, a los porteños; y, más tarde, a todos los argentinos.
Cuando Mauricio Macri asumió la presidencia de Boca Juniors, el club
se encontraba en una situación económica estable, pero con muchas di-
cultades para mejorar su infraestructura y competitividad (Polak, 2019, p.
186). Uno de sus objetivos al asumir fue imponer un orden estricto dentro
del club, lo que implicaba aumentar la cuota social, reducir los sueldos de los
empleados y disminuir los premios para los jugadores. Esta política no fue
bien recibida, especialmente por los futbolistas, con quienes Macri mantuvo
una relación distante, sin cercanía ni camaradería (Polak, 2019, p. 187). La
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transición a un estilo de gestión empresarial fue tajante, y la relación de Macri
con los jugadores se tornó meramente jerárquica.
La llegada de empresarios con experiencia fue fundamental en su gestión,
ya que Macri adoptó criterios de gestión empresarial para modernizar el club,
transformándolo de un club tradicional en una organización más parecida a
una empresa. Según Polak (2019), este cambio fue clave para la evolución de
Boca, pero también implicó el sacricio de la identidad de club barrial que
había caracterizado a la institución. Macri, con su enfoque estratégico, diseñó
un plan que le permitió al club ganar campeonatos, mientras que el resto de
las actividades se concebían como un negocio, no solo para el club, sino tam-
bién para él y sus amigos, a través de un fondo de inversión cerrado destinado
a la comercialización de jugadores (Polak, 2019, p. 192).
A pesar de los éxitos deportivos, Macri dejó a Boca como un club cerrado,
con un enfoque más corporativo que social. Durante su gestión, la Barra Bra-
va aumentó su inuencia dentro del club, tanto en los aspectos institucionales
como en el mundo de los negocios, y Macri, aunque tuvo la oportunidad de
diseñar una estrategia pública para combatirla al ser elegido Jefe de Gobier-
no, optó por no intervenir (Polak, 2019, p. 193). Macri implementó medidas
de gestión empresarial exitosas, por un lado, pero, por el otro, trabajó con
mucho secretismo en ciertos detalles, como la elección de técnicos, con el n
de evitar conictos dentro del club, aunque esto perjudicó su imagen insti-
tucional.
La creación del Fondo Boca, que permitió que el club se incorporara a la
Bolsa de Valores de Buenos Aires, es otro ejemplo de la visión empresarial
de Macri. Esta iniciativa, aunque innovadora, fue criticada por algunos sec-
tores por la falta de transparencia y los vínculos cercanos de los inversores
con Macri (Polak, 2019, p. 214). Sin embargo, el éxito de este modelo de ne-
gocio para el club fue indiscutible, ya que permitió la estabilidad nanciera
de Boca, aunque con una clara orientación a los intereses de los inversores
(Polak, 2019, p. 215).
En cuanto a la identidad de Boca, Macri, con su éxito personal al frente
del club, mantuvo una relación ambigua con su entorno. Según Polak (2019,
p. 226), el éxito de Boca se convirtió en su “zona de confort”, un espacio don-
de recurría cuando enfrentaba dicultades políticas. Su estrategia de mante-
ner una imagen de gestión exitosa en el ámbito público se veía reejada en
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su administración de Boca, y la comparación con su manejo del país fue una
constante durante su carrera política (Polak, 2019, p. 229).
Irrupción en la política
La incursión de Mauricio Macri en la política comenzó a gestarse durante
su presidencia en Boca Juniors, cargo que, además de consolidar su popu-
laridad, le permitió establecer conexiones estratégicas con dirigentes políti-
cos. Según Cerruti (2015, p. 209), Macri visualizaba la presidencia de un club
como Boca Juniors como una plataforma de gestión deportiva y, a futuro,
como un trampolín hacia una carrera política.
El mundo de la política observará a Macri (ya presidente de Boca), vi-
sitando peñas a lo largo del país. Lo verá como una gura atractiva, un
cuadro novedoso. Es un hombre muy conocido, más ahora que está en
Boca, tiene recursos económicos ilimitados, es una cara joven, distinta, tal
vez atractiva para el electorado. (Polak, 2019, p. 173)
Ramón Puerta, entonces gobernador de Misiones, notó el impacto públi-
co de Mauricio Macri, ya que en cada aparición conjunta era él quien acapa-
raba la atención y recibía solicitudes de autógrafos. Ante esto, intentó acer-
carlo al peronismo tradicional, pero Macri, aunque se identicaba con una
postura de derecha, no compartía la línea del peronismo conservador. En
ese momento, su enfoque estaba en la presidencia de Boca Juniors, dejando
cualquier decisión política para más adelante.
En 1998, Macri declaró públicamente que su objetivo era dedicarse a ser-
vir al país, pero sin perder de vista su responsabilidad con Boca Juniors: “Mi
destino es seguir lo que viene realizando mi padre. Pero por algunos años
voy a dedicar parte de mi tiempo a una cosa que quiero hacer yo” (citado en
Cerruti, 2015, p. 229). Estas palabras reejaban su intención de diferenciarse
del legado empresarial familiar, proyectándose como una gura política in-
dependiente.
Durante los primeros años de su incursión, comenzó a entablar vínculos
con actores clave del ámbito político. Con Carlos Grosso, quien fue inten-
dente de la Ciudad de Buenos Aires, tuvo una relación turbulenta debido a
los negociados de su padre, pero la política los reencontró. “Quiero ser jefe
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de Gobierno. Y necesito que me ayudes. Yo no sé nada de política. Y conocés
a mi viejo. Me va a hacer la vida imposible.” (citado en Cerruti, 2015, p. 243),
fueron las palabras de Macri al ex alcalde, quien vio en Mauricio al candidato
ideal para enfrentar a Domingo Cavallo.
En 2001, consolidó una alianza con Francisco De Narváez, y formalizaron
la creación de la fundación Creer y Crecer, la cual integraba a académicos y
técnicos jóvenes con condiciones laborales atractivas para la época. Entre cá-
maras Gesell, encuestas de opinión, equipos técnicos que hablaban en varios
idiomas y cobraban sueldos europeos, cuentas bancarias fabulosas y manejos
de cifras millonarias, se fue gestando el proyecto. Tal vez la primera experien-
cia argentina de una candidatura política diseñada, creada y pensada en un
laboratorio mediático (Cerrutti, 2015, p. 247).
Para la política estaba Carlos Grosso, pero actuando en las sombras, “Te-
nemos que presentar esto como un proyecto de gente que viene de afuera de
la política, y si estás acá nos van a matar” (Cerutti, 2015, p. 250).
A pesar de ser percibido inicialmente como un dirigente sin experien-
cia política, Macri se apoyó en los éxitos de su gestión en Boca Juniors para
construir una imagen de liderazgo y eciencia. Según Cerruti (2015), utili-
zó su presidencia en el club para reforzar su popularidad entre sectores que
no estaban vinculados directamente al ámbito empresarial, estableciendo un
puente con las clases medias y bajas (p. 282).
A Ramon Puerta, lo había conocido en la universidad y, con el tiempo, se
convirtió en uno de sus principales aliados y consejeros.
Las 48 horas en la Casa Rosada le habían dejado a Puerta el anhelo de vol-
ver a ocupar ese despacho. Por eso comenzó a analizar con Mauricio Macri
las variables para presentarse en la carrera a la presidencia, con el apoyo de
Eduardo Duhalde (Cerrutti, 2015, p. 289).
Antes de que Duhalde impulsara la candidatura de Néstor Kirchner, su
primera opción para enfrentar a Carlos Menem en las elecciones de 2003
fue Carlos Reutemann. El ex piloto, quien había ingresado a la política con el
apoyo del riojano junto a guras como Daniel Scioli, Palito Ortega y Mauri-
cio Macri, fue también el primero en rechazar la oferta. En aquel momento,
su justicación fue enigmática: “había visto algo” que lo llevó a desistir de la
contienda (citado en Cerruti, 2015, p. 292).
Años más tarde, quedó claro que aquello que había percibido tenía que
ver con la crudeza de la lucha política y la dicultad de gobernar un país
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en crisis. Tanto él como Macri coincidían en que estaban acostumbrados a
ganar, no a enfrentar conictos constantes. Su disposición a competir de-
pendía de ciertas garantías: un escenario sin grandes adversarios, disponi-
bilidad de recursos y la ausencia de obstáculos dentro de su propio espacio.
Como ocurrió con otros famosos que se volcaron a la política, el contraste
entre la popularidad y el ejercicio del poder fue un golpe difícil de asimilar.
Mientras Ortega abandonó la política “entre quejas y rencores, Reutemann
nunca terminó de postularse para la presidencia, y tanto Macri como Scioli
enfrentaron enormes dicultades en la gestión de la Ciudad y la Provincia de
Buenos Aires, respectivamente. Descubrieron que “no es lo mismo la fama
que el poder. Ni el aplauso que el apoyo. Ni un fan que un ciudadano” (citado
en Cerruti, 2015, p. 293).
Un aspecto relevante de su estrategia fue, nalmente, su negativa a pre-
sentarse como candidato presidencial en 2003. En una entrevista de 2009,
Macri explicó que esta decisión obedeció a factores personales, como el pedi-
do de sus hijas y su entonces esposa, y a su percepción de falta de experiencia
en el ámbito político nacional (Cerruti, 2015, pp. 294-295). En cambio, optó
por fortalecer su posicionamiento en la ciudad de Buenos Aires, donde se
percibía como una gura con altas probabilidades de éxito.
Esta cautela en sus pasos políticos le permitió diseñar un camino progre-
sivo, capitalizando los recursos de su equipo y las alianzas estratégicas. Ce-
rruti (2015) menciona que Macri contaba con el respaldo de guras inuyen-
tes como Nicolás Caputo, Horacio Rodríguez Larreta y Jaime Durán Barba,
quienes desempeñaron un papel crucial en la planicación y ejecución de sus
campañas (pp. 357-358).
En 2005, Macri dio un paso importante al ser elegido diputado nacio-
nal, lo que marcó su entrada formal al ámbito legislativo. Este logro sentó
las bases para la creación del PRO, una fuerza política caracterizada por su
pragmatismo y por la incorporación de guras provenientes de diversos sec-
tores, como el radicalismo, el peronismo disidente y las organizaciones no
gubernamentales (Cerruti, 2015, p. 330).
En marzo de 2006, la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires, con ma-
yoría del PRO, destituyó al entonces Jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, por
encontrarlo responsable político de la tragedia de Cromañón. La mayor tra-
gedia de la historia de la ciudad fue utilizada por los macristas para allanar el
camino político de su jefe (Cerruti, 2015, p. 341).
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La irrupción de la política en el fútbol. Análisis del caso Mauricio Macri en Argentina (1995-2015)
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En 2007, consolidó su liderazgo político al ganar la Jefatura de Gobierno
de la Ciudad de Buenos Aires, respaldado por una campaña que resaltó su
gestión eciente y su enfoque en la modernidad. Cerruti (2015) señala que
su éxito se basó en una cuidadosa estrategia diseñada por Durán Barba, así
como en la construcción de una coalición que incluía a sectores del peronis-
mo tradicional y a guras del ámbito empresarial (p. 357).
Con esta victoria, Macri consolidó su posición como líder político y sentó
las bases para su proyección a nivel nacional. El uso de su gestión en Boca Ju-
niors como modelo de éxito (de hecho, el regreso de Riquelme, gura estrella
del club, al equipo para que jugara seis meses, coincidió con lo que duraría la
campaña electoral que llevaría a Macri a la Jefatura de Gobierno de la Ciu-
dad), y su capacidad para adaptarse a las exigencias de la política contempo-
ránea fueron factores determinantes en su ascenso.
Jefatura de Gobierno y Presidencia
La gestión de Mauricio Macri en el gobierno de la Ciudad se caracterizó,
al igual que su presidencia en Boca, por la implementación de políticas admi-
nistrativas con un enfoque empresarial y un estilo gerencial.
Desde sus primeros días en el cargo, quedó claro que su mirada trascendía
los límites de la Ciudad. Macri realizó su primer viaje ocial como Jefe de
Gobierno a China, un hecho que Cerruti (2015) describe como “una muestra
elocuente de la forma en que los Macri manejan sus negocios y el Estado
(p. 386). Con una retórica más presidencial que distrital, este viaje marcó un
indicio de sus aspiraciones políticas nacionales.
Durante su gestión Macri debió enfrentarse a controversias, como el es-
cándalo de las escuchas ilegales en 2010, que afectó signicativamente su
imagen. Sin embargo, ese mismo año decidió no competir en las elecciones
presidenciales de 2011. Según Cerruti (2015), Jaime Durán Barba, su princi-
pal asesor, lo convenció de que ni Gabriela Michetti, ni Horacio Rodríguez
Larreta aseguraban la continuidad del PRO en la Ciudad, y que él mismo
no tenía garantías de éxito frente al crecimiento de la imagen positiva del
gobierno nacional liderado por Cristina Fernández de Kirchner (p. 413). En
consecuencia, Macri optó por preservar su poder en la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires y trabajar en la construcción de su imagen para una futura
carrera presidencial.
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María Sofía Lucena
El liderazgo de Macri en la Ciudad generó opiniones divididas. En 2015,
al nalizar su segundo mandato, gobernaba una Buenos Aires que había me-
jorado en términos de infraestructura y actividad económica, gracias en par-
te a los recursos disponibles y a los efectos positivos de la economía nacional.
A pesar de las críticas de la oposición, que calicaron su gestión como insu-
ciente en términos sociales, Macri se consideraba a sí mismo como un gestor
exitoso (Cerruti, 2015, p. 419).
A partir de 2014, Macri intensicó su trabajo político para posicionarse
como candidato presidencial. La construcción de su plataforma se basó en
un enfoque pragmático más que ideológico. El PRO, su partido, logró nutrir-
se de una diversidad de perles, desde radicales y justicialistas hasta guras
provenientes de la sociedad civil y la academia (Cerruti, 2015, pp. 456-457).
Además, el apoyo de la Convención Radical en marzo de 2015 fue un punto
clave en su consolidación como gura nacional (Cerruti, 2015, p. 461).
La estrategia de Macri para llegar a la presidencia combinó la utilización
de su experiencia en gestión con una narrativa orientada al cambio. El lema
Quiero ser el Presidente del cambio” se convirtió en un elemento central de
su campaña, acompañado de un discurso crítico hacia la herencia política de
los gobiernos anteriores (Cerruti, 2015, p. 455).
También, en el caso del PRO, reclutar celebridades ha sido un recurso casi
necesario para captar la atención de los votantes, para poder llevar las ideas.
Esa forma de convocar, se sostiene en dos pilares, el más evidente es que la
farándula atrae votos; y el otro que, para Macri, la política es una suerte de
espacio hoy desprestigiado en el cual los ciudadanos pueden “meterse, para
recuperarla (...) En su perspectiva los cómicos o los deportistas iluminan,
con su ejemplo de meterse en política, al ciudadano común. (Cerruti, 2015,
p. 460)
Finalmente, en las elecciones de 2015, el ex presidente de Boca y Jefe de
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, logró imponerse con un mensaje
que apelaba al progreso compartido y a la construcción de una Argentina
del siglo XXI, marcando el inicio de un nuevo ciclo político (Cerruti, 2015,
p. 467).
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La irrupción de la política en el fútbol. Análisis del caso Mauricio Macri en Argentina (1995-2015)
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El poder de Foucault en el contexto de Mauricio Macri
Desde la perspectiva de Michel Foucault, el poder no se ejerce únicamen-
te de manera centralizada o coercitiva; más bien, uye a través de relaciones,
prácticas y estructuras que moldean comportamientos, discursos y percep-
ciones. En este sentido, la presidencia de Mauricio Macri en Boca Juniors se
convierte automáticamente en un caso ilustrativo de cómo el poder opera y
se legitima en distintos niveles, ya que supo convertir al club en un espacio
estratégico para proyectar su liderazgo y consolidar su imagen pública.
El poder no reside exclusivamente en los altos cargos, puede ser ejercido
también en la interacción entre instituciones, prácticas y sujetos. Desde esta
perspectiva, el Club Atlético Boca Juniors puede ser considerado un “micro-
cosmos” de poder, donde se aplicaron estrategias empresariales y de control
para transformarlo en una marca global y un modelo de gestión moderna a
partir de la asunción de Mauricio Macri como presidente de la institución.
Esto incluyó la reconguración de dinámicas internas, que abarcaban desde
la relación con los jugadores hasta el vínculo con los socios y la Barra Brava.
El ejemplo más claro de estas dinámicas fue la creación del Fondo de In-
versión, un instrumento diseñado para comercializar jugadores y atraer ca-
pital privado. Analizado desde la perspectiva foucaultiana, este fondo pone
en evidencia cómo el poder económico se fusiona con el poder institucional
para construir y legitimar una narrativa de éxito, a la vez que generó tensio-
nes por la percepción de que se estaba privatizando lo que históricamente
había sido un espacio perteneciente a los hinchas.
Este poder económico fue también un factor clave para la inserción de
Mauricio Macri en Boca durante un momento de crisis institucional. Como
líder, supo transformar sus recursos nancieros en una herramienta de in-
uencia para penetrar en la estructura del club. Esto resuena con la idea de
que el poder, tal como lo entiende Foucault, se ejerce en las prácticas y re-
laciones cotidianas; y Macri lo ejerció para consolidar su posición y abrirse
camino en un espacio altamente competitivo.
En este contexto, la dinámica con la Barra Brava resulta fundamental para
comprender el entramado de poder en Boca Juniors durante su gestión, por-
que lejos de ser erradicada, durante la presidencia de Mauricio Macri, fue
incorporada como un elemento funcional dentro de la estructura del club.
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María Sofía Lucena
Como bien arma Polak (2019), no se buscó confrontar abiertamente con
la Barra sino que se apoyó en su inuencia para mantener cierto equilibrio
en el club. Esto responde a una lógica pragmática, propia de Macri, donde la
Barra, con su capacidad de generar lealtades y ejercer control sobre sectores
claves el estadio y de las personas, era un actor demasiado poderoso como
para ser ignorado.
La Barra, entonces, puede interpretarse como una red de poder que actúa
en la periferia del control institucional pero que termina siendo fundamental
para mantener el orden interno y, más allá del club, también es un activo po-
lítico porque su capacidad de movilización en eventos masivos la convertía
en un recurso útil para generar apoyo visible.
Por otra parte, un club de fútbol, desde una óptica foucaultiana, es enten-
dido como un dispositivo capaz de gestionar los deseos y emociones colec-
tivas de una población y, dado este fenómeno, puede ser aprovechado para
posicionarse como sujeto canalizador de dichos deseos.
Mauricio Macri supo ver esta dinámica, explotó al máximo la promoción
de una imagen exitosa del club, sustentada en múltiples títulos y una proyec-
ción internacional que consolidó su posición. El club puede verse como el
cuerpo” sobre el cual actuó el biopoder, redirigiendo las expectativas de los
hinchas hacia objetivos políticos más amplios.
La capacidad del fútbol para generar identicación colectiva y movilizar
grandes masas lo convierte en el vehículo ideal para implementar acciones
“indirectas” de poder, de manera tal que Macri, a través de medios aparente-
mente desvinculados de la política, inuyó en la población para transformar
el capital simbólico acumulado en Boca Juniors en un activo político valioso.
La construcción de discursos y sujetos en la historia, conceptos centrales
en la noción de genealogía y poder en Foucault, es otra pieza clave para com-
prender el fenómeno Macri. Los discursos que consolidan el poder son pro-
ducto de estrategias y luchas que utilizan los medios disponibles para ejercer
inuencia. En este caso, la narrativa elaborada por Macri para mostrar a Boca
como un emblema de eciencia y triunfo deportivo se destaca porque fue
elaborada estratégicamente sobre logros tangibles, como los múltiples títu-
los internacionales obtenidos durante su gestión, y sobre logros intangibles,
como la percepción de profesionalismo en la administración.
Un aspecto clave del control del discurso fue el uso de los medios de co-
municación. Durante su presidencia, Macri cultivó relaciones con periodis-
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La irrupción de la política en el fútbol. Análisis del caso Mauricio Macri en Argentina (1995-2015)
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tas deportivos y grandes medios de comunicación para garantizar una cober-
tura favorable que refuerce la idea de que los logros “bosteros” eran producto
directo de su liderazgo. Este discurso institucional también se orientó a los
hinchas. Mediante campañas que apelaron al orgullo y la historia del club,
Macri consolidó un vínculo con ellos; generando una conexión fundamental
para proyectarse como líder cercano.
La presidencia de Mauricio Macri en Boca Juniors fue un ejercicio de po-
der en el ámbito deportivo que sentó las bases para su incursión en la política,
logrando la Jefatura de Gabinete en el año 2007, y la presidencia de la Nación
en 2015.
Macri y la modernidad líquida
La modernidad líquida, según Bauman (2000), describe un mundo mar-
cado por la volatilidad de las relaciones sociales, la precariedad de las institu-
ciones y la adaptación constante de los individuos a circunstancias cambian-
tes. Este enfoque se reeja en la carrera política de Mauricio Macri, quien
construyó su liderazgo no desde la militancia tradicional, sino desde la capa-
cidad de adaptarse a las demandas del contexto, utilizando herramientas de
comunicación y gestión para proyectar poder.
En este entorno, como señala Bauman, el poder ya no depende de una
ubicación física especíca ni de la supervisión directa; en cambio, opera de
manera remota, simbólica e invisible. Aunque Macri estaba físicamente pre-
sente como presidente de Boca Juniors, utilizó el club como una plataforma
para proyectar una imagen de éxito y eciencia que trascendió las fronte-
ras de La Bombonera. La construcción de una narrativa mediática basada
en títulos deportivos e internacionalización de la marca Boca fue clave para
ejercer inuencia mucho más allá del estadio, llegando a sectores sociales
diversos en todo el país.
En lugar de establecer vínculos personales cercanos con los jugadores y
los socios, Macri delegó funciones a equipos técnicos y empresariales, adop-
tando un enfoque profesionalizado que ilustra el “n del panóptico” descrito
por Bauman, quien se basó en la gura ideada por Jeremy Bentham a nes
del siglo XVIII. El control ya no requiere supervisión directa, basta con sis-
temas que proyecten una imagen de orden y ecacia. Este modelo, que en su
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María Sofía Lucena
gestión en Boca resultó efectivo, le permitió construir una reputación como
gestor, más que como político vocacional.
Según Gutiérrez (2018), en muchos contextos, los campeonatos mundia-
les de fútbol en Argentina representan herramientas simbólicas utilizadas
por los gobiernos para mejorar la imagen internacional y aumentar el apoyo
popular. Macri, al igual que lo hicieron los gobiernos anteriores con el fútbol,
utilizó el éxito de Boca para reforzar su imagen como líder, generando una
identicación colectiva de los hinchas con su gura.
Según Bauman, en este contexto contemporáneo, la política ha dejado de
ser una “profesión habitual” o una actividad profundamente conectada con
la resolución de los problemas nacionales, como sucedía en la modernidad
sólida, donde los políticos se dedicaban de forma continua y comprometida
a su labor en aras del bien común.
Las relaciones sociales y políticas cambiaron, ya no ofrecen la estabilidad
y claridad que antes tenían; y las guras políticas dejaron de ser vistas como
profesionales dedicados a la solución de problemas estructurales, y han pa-
sado a ser más bien guras públicas cuyo poder y relevancia dependen de
su capacidad para adaptarse rápidamente a las demandas del mundo y para
generar “sensaciones de certeza” (Bauman, 2000, p. 87).
La carrera política de Macri reeja esta transformación, como expresó
Polak (2019),
Nada es tan simple. El de Macri no es un supuesto del ejercicio real de la
política a partir del estudio de los problemas nacionales, y del diseño de
una estrategia integradora; esto es, el ejercicio de la política como profe-
sión habitual incluyendo la militancia partidaria y continuada. Macri no
es un ejemplo del desempeño de la política como vocación. (p. 172)
Esta armación señala que Mauricio Macri no encarna el perl tradicio-
nal de un político que ejerce su labor como una vocación profundamente
enraizada en el estudio y resolución de los problemas nacionales. Tampoco
lo hace a través de una militancia partidaria constante o de un compromiso
prolongado con un partido político. En cambio, su enfoque hacia la política
se percibe como más pragmático y orientado a objetivos especícos, aleján-
dose de la idea de la política como una “profesión habitual” en el sentido we-
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La irrupción de la política en el fútbol. Análisis del caso Mauricio Macri en Argentina (1995-2015)
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beriano, que incluye dedicación vocacional, continuidad, y un diseño estra-
tégico que articule de manera integradora las diversas necesidades del país.
Polak (2019) añade:
No se le ocurre ser presidente de Boca como un paso para convertirse
rápidamente en Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires. Lo piensa, es su objetivo, pero no lo traza con semejante exactitud y
precisión. Tampoco imagina que el derrumbe económico del 2001 gene-
rará nuevos actores políticos, de distintos colores, populares y conserva-
dores. Mucho menos supone que él será uno de ellos. (p. 172)
Cuando se traduce el fenómeno de la modernidad líquida al ámbito po-
lítico, se genera una desvinculación de los liderazgos con las ideologías tra-
dicionales y una creciente dependencia de la adaptabilidad, la percepción
pública y la capacidad de responder a contextos cambiantes.
El partido político que creó Macri, el PRO, se diseñó como un espacio
pragmático y exible, centrado en la construcción de imagen pública. No
buscaba vincularse con las categorías políticas clásicas como derecha o iz-
quierda. Cerruti (2015) describe cómo el PRO se nutrió de cuadros prove-
nientes de espacios políticos y sociales diversos, incluyendo sectores justi-
cialistas, radicales, organizaciones no gubernamentales e incluso del ámbito
empresarial; y es esta amplitud de reclutamiento que reeja la lógica de Bau-
man: un partido diseñado para operar en un entorno cambiante y para res-
ponder las demandas inmediatas del electorado.
Macri rápidamente comprendió que, en un mundo líquido, la capacidad
de acumular y utilizar capital simbólico es mucho más importante para apelar
a un compromiso con la sociedad.
En un entorno donde, como arma Bauman (2000), “coexisten numero-
sas autoridades y ninguna de ellas puede conservar su potestad de manera
exclusiva durante mucho tiempo” (p. 70), Macri supo posicionarse como un
referente visible en múltiples esferas: deportiva, empresarial y política. El ex
Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires supo capitalizar su imagen
como presidente de Boca Juniors para proyectar un modelo de éxito trasla-
dable a la esfera política.
En línea con lo que Bauman describe como “la redenición de la esfera
pública como plataforma donde se ponen en escena los dramas privados” (p.
72 El Observatorio 3 (Junio 2025) 41-79
María Sofía Lucena
75), Macri utilizó los medios de comunicación para construir cercanía con
los ciudadanos. Su exposición mediática fue cuidadosamente diseñada para
enfatizar su estilo de vida personal, combinado sutilmente con su visión de la
gestión privada y pública.
En esta búsqueda de representación y ejemplos que tienen las personas,
Macri se posicionó como el candidato ideal, representando el arquetipo del
outsider que, mediante el esfuerzo y la visión empresarial, podía insertarse en
la política. Su gura se nutrió de su capacidad para generar certeza y de su
habilidad para conectar con las emociones de las masas.
Esta tendencia es clave para entender el fenómeno de guras provenientes
de la farándula, el deporte o los negocios que se insertan en la política. En el
caso de Reutemann, piloto de Fórmula 1, su renuncia a postularse para presi-
dente en 2003 reeja las dicultades y complejidades del poder político a pe-
sar del gran apoyo popular que puede generar ser una gura pública. Macri,
por su parte, pudo diferenciarse de esta situación porque, a pesar de su falta
de experiencia en la política tradicional, su éxito en la presidencia de Boca le
permitió demostrar su capacidad como gestor de grandes instituciones.
El mundial de 1978 y su paralelismo con Macri
El ejemplo más claro de cómo el fútbol fue utilizado como un instrumen-
to de poder político en Argentina lo encontramos en el Mundial de 1978, or-
ganizado durante la dictadura de Jorge Rafael Videla. Como señala Gutiérrez
(2018), en ese entonces, el régimen militar utilizó la victoria del Mundial para
contrarrestar las denuncias de violaciones a los derechos humanos y mejorar
su imagen internacional. Esta estrategia de utilización política de los eventos
deportivos fue similar a la que Macri aplicó durante su presidencia en Boca.
Aunque no se trató de un evento mundial, los títulos internacionales obteni-
dos por Boca durante la gestión de Macri fueron una herramienta ecaz para
proyectar la imagen de un país en desarrollo, con un club que operaba como
una empresa eciente y exitosa, liderada por un hombre capaz de gestionar
grandes instituciones.
Macri entendió que el fútbol era una poderosa herramienta de persua-
sión. Tal como ocurrió en 1978, cuando el régimen dictatorial utilizó el de-
porte para ocultar sus falencias políticas y sociales, Macri utilizó la victoria en
el fútbol para fortalecer su gura ante los hinchas, y, a su vez, ante la sociedad
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La irrupción de la política en el fútbol. Análisis del caso Mauricio Macri en Argentina (1995-2015)
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en general. Su capacidad para gestionar un club como Boca, transformán-
dolo en una marca global, le permitió posicionarse como un líder de gran
efectividad. En este sentido, Gutiérrez (2018) señala que el fútbol contribuye
a la mejora del “humor social”, ayudando a mitigar las crisis económicas y
políticas mediante el entretenimiento y la emoción colectiva. Macri, al igual
que el régimen de Videla, entendió cómo usar esa emoción para consolidar
su gura.
Esto marca un punto de inexión en la relación entre fútbol y política, en
la que el deporte deja de ser un mero entretenimiento para convertirse en
una herramienta de poder, legitimación y control.
Construcción del liderazgo político en Mauricio Macri
Desde su infancia, Macri estuvo inmerso en un entorno donde el poder
y la inuencia eran parte de la vida cotidiana. Su pertenencia a una de las
familias más inuyentes del empresariado argentino le otorgó, en términos
de Weber (1964), un acceso privilegiado a ciertos espacios de poder, per-
mitiéndole desarrollar un capital simbólico que le facilitaría, años después,
su incursión en la política. Esta posición le brindó la capacidad de negociar
con distintos sectores, una habilidad clave en la consolidación del liderazgo
político, tal como sostiene Olson (1965) en su análisis sobre la construcción
de coaliciones estratégicas.
El poder económico también reforzó su capacidad de inuencia, algo que
Dahl (citado en Bobbio, 2006) describe como un factor central del liderazgo:
la capacidad de inducir a otros a actuar en función de sus intereses.
La relación con el Grupo Macri fue ambivalente: por un lado, el apellido le
abrió puertas; por otro, lo sometió a la constante comparación con su padre,
un hombre de carácter dominante. La necesidad de diferenciarse lo llevó a
buscar su propio espacio, primero dentro del holding familiar y luego en su
gran salto a la escena pública con Boca Juniors.
El fútbol, como espacio de identidad colectiva y pasión popular, le dio
algo que ninguna empresa podría ofrecerle: una conexión emocional con las
masas. Foucault (1979) sostiene que el poder no es solo una posesión, sino
un ejercicio dinámico que se materializa en las interacciones sociales. Macri
entendió esto y utilizó a Boca como su primer campo de legitimación. Su
gestión exitosa, basada en una administración eciente y en la conquista de
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títulos internacionales, consolidó su imagen de “gestor exitoso” y le permitió
construir un relato en el que él era el arquitecto del renacer del club. El relato
político, como explica Sarasqueta (2020), es una estructura narrativa que da
coherencia a la gestión de un líder, y en este caso, Boca Juniors fue la primera
gran pieza en la construcción del mito macrista.
La transición del fútbol a la política parecía inevitable. Ya no bastaba con
el reconocimiento dentro del deporte; el siguiente paso era llevar su modelo
de gestión al Estado. La irrupción en la política estuvo marcada por un dis-
curso que apelaba a la eciencia, la modernización y la lucha contra la “vie-
ja política. Aquí se hace evidente el tipo de dominación que Weber (1964)
denomina carismática: Macri no era un político tradicional, no venía de las
bases partidarias. La estrategia se basó en proyectarlo como un líder pragmá-
tico, un outsider que, a diferencia de los políticos de carrera, traía consigo la
lógica empresarial y la promesa de un futuro distinto. En términos de Bobbio
(2006), la construcción de su liderazgo se apoyó en una visión de “historia
futura, en la que se posicionaba como el conductor de un cambio estructural.
Su llegada a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en 2007
y posteriormente a la presidencia en 2015 respondió a una articulación hábil
entre liderazgo personal, alianzas estratégicas y movilización de grupos de
interés. Badia (2005) señala que los grupos de interés juegan un papel clave
en la estructuración del poder, y Macri supo negociar con sectores empresa-
riales, medios de comunicación y actores políticos para cimentar su ascenso.
Entendió que la política no podía abordarse únicamente desde la popula-
ridad, también requería la articulación de apoyos de distintos espacios. El
poder no siempre se articula desde las esferas institucionales. Olson (1965)
sostiene que los líderes necesitan estructuras organizadas que permitan la
movilización de apoyos, y en el universo del fútbol, estas redes van más allá
de lo formal.
Durante su gestión en Boca Juniors, la relación de Macri con la Barra
Brava no es un vínculo secundario, sino que formó parte de una estrategia
pragmática de gestión del poder. Como sostiene Polak (2019), lejos de inten-
tar desmantelar estas estructuras, Macri las incorporó dentro del esquema
de gobernabilidad del club, entendiendo que su capacidad de movilización y
control sobre la tribuna representaba un recurso de estabilidad interna.
Del mismo modo en que en Boca comprendió que el control institucional
no era suciente sin acuerdos con actores periféricos, en la política adoptó
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una estrategia similar: en lugar de enfrentar de manera directa a sectores con
poder de movilización, buscó integrarlos en un esquema de conveniencia
mutua.
A medida que crecía su inuencia, Macri comenzó a percibir que las fron-
teras entre el deporte y la política no eran tan impenetrables como parecía.
Este proceso de transición fue una evolución en su concepto del poder, por-
que la gestión en Boca le enseñó que el poder se ejerce en sistemas formales
y en redes informales.
El relato de Macri como dirigente político encaja en las tramas narrativas
que describen Heath y Heath (2007): primero, la del desafío, donde enfrenta
un sistema político que se presenta como ineciente y corrupto; luego, la de
conexión, donde se muestra como el gestor que puede solucionar problemas
con una nueva perspectiva. Su liderazgo, sin embargo, no estuvo exento de
tensiones. Weber (1964) advierte que la legitimidad es un proceso en cons-
tante construcción, y Macri debió adaptarse a las dinámicas del poder polí-
tico, que no funcionan bajo la misma lógica que el mundo empresarial. La
política, como ejercicio del poder, implica una red de relaciones complejas
donde la gestión eciente no siempre es suciente para sostener el liderazgo.
En última instancia, su camino político es un caso paradigmático de cómo
se construye un líder en el siglo XXI: ya no desde la militancia tradicional, el
liderazgo se articula desde la capacidad de interpretar las demandas sociales,
construir un relato atractivo y articular alianzas estratégicas.
Inuencia de su círculo y los medios
El entorno de Mauricio Macri desempeñó un papel fundamental en su
transición hacia la política, proporcionándole herramientas y respaldo que lo
impulsaron a dar ese salto. Muchas ideas, a veces expresadas como comenta-
rios casuales o en tono de broma, fueron calando en el inconsciente de Macri,
esperando el momento oportuno para manifestarse.
Un ejemplo emblemático es el de Jorge Bitar, quien, al sumarse a la cam-
paña de Macri para la presidencia de Boca, le aseguró que lo haría presidente
del club, y luego, de la Nación. Por otro lado, Ramón Puerta fue uno de los
primeros en notar el potencial político de Macri, señalando el respaldo que
éste generaba en diferentes puntos del país, incluso fuera del ámbito depor-
tivo.
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Los medios de comunicación también jugaron un rol crucial en su as-
censo, proyectándolo como una gura fresca y atractiva, tanto en el ámbito
deportivo como en el político.
Su presidencia en el Club de La Ribera actuó como un laboratorio donde
Macri pudo probar su capacidad para liderar un grupo grande, gestionar re-
cursos de manera efectiva y construir un relato que lo posicionara como un
hombre del cambio.
A medida que su gestión iba siendo exitosa en el ámbito deportivo, tam-
bién lo era en su proyección mediática y en la construcción de una imagen
que excedía el fútbol. Los medios de comunicación, al amplicar su gura
como líder renovador dentro de Boca, empezaron a presentar a Macri como
una opción fuera del sistema político tradicional, lo que facilitó su posterior
salto a la política. Su incursión en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires en 2007 no fue fortuita, sino una consecuencia lógica de ese
capital simbólico construido en Boca.
Existe una entrevista realizada a Macri en 1998, citada por Cerruti (2015),
que muestra cómo la noción de un futuro político ya comenzaba a gestarse:
—¿Se va a dedicar a la política si le va bien en Boca?
—Sí, en algún momento me gustaría darle al país algunos años de mi vida.
—¿Sueña con ser Presidente?
—Preero no fantasear con eso: sería una falta de respeto a la gente de
Boca. Sé que me gustaría estar en algún lugar al servicio del país. (p. 229)
El resto, como suele decirse, es historia.
Conclusión
El fútbol es el deporte con mayor alcance e inuencia en Argentina, una
actividad que trasciende lo deportivo para convertirse en un fenómeno so-
cial, cultural y político.
A partir del análisis realizado, se puede armar que la gestión de Macri en
Boca Juniors fue un factor clave en su transición hacia la política, sirviendo
como una plataforma para construir su imagen pública, consolidar su lide-
razgo y proyectar su narrativa de éxito. En este sentido, la hipótesis planteada
al inicio de la investigación encuentra sustento en los siguientes hallazgos: la
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relevancia del fútbol en Argentina permitió que Macri, desde la presidencia
de Boca, se posicionara como una gura pública de gran alcance. Si bien los
éxitos deportivos por sí solos no garantizan resultados electorales, sí contri-
buyen signicativamente a la construcción de una imagen positiva que facili-
ta el acceso a cargos políticos.
Boca Juniors representó un espacio deportivo y, con el tiempo, un micro-
cosmos de poder, donde Macri pudo implementar estrategias empresariales
y de gestión que transformaron al club en un modelo de éxito deportivo y
nanciero. Los logros obtenidos durante su presidencia incrementaron su
popularidad y ayudaron a demostrar su capacidad para liderar y modernizar
una institución compleja, lo que fortaleció su capital simbólico y legitimidad
como gura pública.
El caso de Macri también ilustra cómo el fútbol puede ser utilizado como
una herramienta de comunicación política en Argentina. Similar a lo que
otros dirigentes han hecho históricamente, la proyección de Boca Juniors
como un emblema de eciencia y éxito internacional fue instrumental para
conectar con una base amplia de ciudadanos, trascendiendo el ámbito de-
portivo para posicionarse como un líder político. La masividad y el alcance
mediático del fútbol le otorgaron una visibilidad incomparable, permitiendo
que sus apariciones públicas tuvieran un impacto más signicativo que las de
guras políticas tradicionales.
Sin embargo, esta construcción de poder no se limitó al ámbito institucio-
nal del club. Tal como señalaron Polak (2019) y Cerruti (2015), el entorno de
Macri, incluyendo aliados políticos como Ramón Puerta y guras empresa-
riales, jugaron un rol determinante en impulsarlo hacia la política. Además,
los medios de comunicación fueron esenciales para amplicar su visibilidad,
presentándolo como una gura moderna y eciente, atributos que luego uti-
lizaría para diferenciarse en el ámbito político.
A esto se suma la construcción de su liderazgo político. Desde su juven-
tud, Macri estuvo inserto en un entorno de poder que le permitió desarrollar
un capital simbólico importante, facilitando su inserción en espacios estra-
tégicos. Su liderazgo se construyó a partir de una combinación de carisma,
gestión y alianzas políticas y empresariales. La presidencia de Boca Juniors
le otorgó visibilidad y le permitió consolidar un relato de éxito basado en
la eciencia y la modernización, elementos que luego trasladó a su discurso
político. Como señala Weber (1964), el liderazgo carismático se construye a
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María Sofía Lucena
partir de la percepción pública de logros concretos, y en este caso, el fútbol le
otorgó un terreno fértil para cimentar su imagen de gestor ecaz.
Su ascenso político, primero a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires y luego a la presidencia de la Nación, respondió a un liderazgo
que combinó pragmatismo y construcción de alianzas estratégicas, siguiendo
la lógica de Olson (1965) sobre la movilización de apoyos. El PRO, como es-
pacio político amplio y desideologizado, le permitió canalizar este liderazgo
en una estructura electoral viable, en sintonía con los cambios en la política y
la sociedad moderna (o líquida, descrita por Bauman), donde los liderazgos
tienden a construirse desde la capacidad de interpretar las demandas sociales
y proyectar un relato de cambio.
Por lo tanto, la presidencia de Mauricio Macri en Boca Juniors consolidó
su liderazgo deportivo, a la vez que lo preparó para el desafío político. Su
gestión en el club fue una plataforma de aprendizaje y proyección, que le per-
mitió trasladar los principios de gestión empresarial al ámbito público. Más
allá de los logros deportivos, el capital simbólico generado en Boca Juniors
fue transformado en un activo político invaluable, que resultó fundamental
para su acceso a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y,
eventualmente, a la presidencia de la Nación en 2015.
Además, este caso pone de relieve cómo el fútbol, en cuanto fenómeno so-
cial y cultural, puede ser instrumentalizado con nes políticos, evidenciando
la estrecha relación entre deporte y política en la República Argentina. Ade-
más, demuestra que, en un contexto donde el fútbol es central para la identi-
dad y las emociones colectivas, su asociación con éxitos deportivos puede ser
una estrategia altamente ecaz para construir legitimidad y poder político.
La política, lejos de ser un fenómeno que invade y contamina el cam-
po futbolístico, es un elemento que lo constituye dinámicamente (Moreira,
2013, p. 63).
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