Belleza, placer y objetividad
Abstract
Desde siempre, la belleza ha sido asociada al particular placer de ver. Ya Platón, y con mayor precisión Agustín, habían notado que la belleza del universo es pronunciada-reconocida lógicamente en el gozo de la mirada humana. Sin embargo, algunos autores de fines del siglo XVII comienzan a pensar lo bello en otros términos: o se lo asocia con algo objetivo, siendo el placer visivo su correlato, o bien se lo vincula con la subjetividad humana donde aquel placer cobra toda la importancia. El presente trabajo quiere ubicarse inicialmente en este punto para proponer, desde la especulación tomasiana que dice lo bello como quae visa placent, la posibilidad de pensar el placer visivo como criterio real de lo bello.