Agustín y el hurto de las peras
Abstract
Las Confesiones sin Dios se habrían quedado en el “¿no sé de dónde he venido aquí, a esta, digo, vida mortal o muerte vital? Y no habrían descubierto el ¿de dónde este tal animal sino de ti, Señor? porque el hombre no es creador de su ser, y por ello sólo tiene el ser y el vivir causado por quien es el Sumo Ser y el Sumo Vivir, Sumo Ser y Sumo Vivir en el que los años no fenecen.
En el hurto de las peras también se observa la presencia segura del Esse frente al deslizarse del existente temporal que se resbala hacia la nada cuando orgullosamente se autoprefiere, o por falta de modus, prefiere los bienes ínfimos a la Verdad o a la Ley.